Mostrando entradas con la etiqueta promiscuidad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta promiscuidad. Mostrar todas las entradas

08 enero 2009

El amante del amor: el sexoadicto romántico

L'homme qui aimait les femmes. Francia, 1977.

Director: François Truffaut

Guionistas: Michel Fermaud, Suzanne Schiffman y François Truffaut

Intérpretes: Charles Denner, Brigitte Fossey, Nathalie Baye, Nelly Borgeaud

Temáticas de interés
: promiscuidad, sexo esporádico

Sinopsis:

El funeral de Bertrand Morane se convierte en una reunión de todas las mujeres a las que ha seducido, o que le han seducido, según se mire. Ni un solo hombre asiste al sepelio puesto que Bertrand consagró todo su tiempo y su pensamiento a sus amantes. Un flash-back nos cuenta sus últimos meses de vida, en los que se dedicó a contar todas sus aventuras en una biografía, sin saber que el libro sólo llegaría a publicarse de forma póstuma.

Comentario:

La vida de Bertrand tiene una única razón de ser: conocer íntimamente al mayor número posible de mujeres. Su actividad como seductor nunca cesa ni baja la guardia; cualquier ocasión puede ser buena para llevar a cabo una nueva conquista: como en cualquier conquistador, la clave de su éxito en el galanteo es la perseverancia y el no desmoralizarse nunca ante la derrota. Bertrand no busca pareja ni el amor de su vida; tal vez empezó buscándolo al principio pero una vez metido en su espiral de seducción es consciente de que su mayor placer es la curiosidad de descubrir a una nueva mujer y que ninguna es lo suficientemente buena como para dejar de intentar conquistar a las demás. Sin duda a nuestro amigo le gusta mucho el sexo, pero si fuera eso lo único que busca se convertiría en un asiduo de la prostitución como tantos hombres; es la incógnita de no saber a que nueva mujer conocerá a continuación ni de que estrategia empleará para la "caza" lo que llena su vida de emoción.

El comportamiento de Bertrand se consideraría patológico en una mujer (es lo que antiguamente se llamaba ninfomanía) y hoy en día también para un hombre ha perdido gran parte de la aureola romántica con que lo envuelve Truffaut. La adicción al sexo, o más bien a la conquista sexual, menoscaba seriamente la vida social y afectiva del protagonista, que no tiene amigos ni lazos familiares, ya que ello le quitaría parte del tiempo que dedica al ligoteo compulsivo. La película no muestra tampoco ningún interés en la actividad profesional de Bertrand: probablemente se trata de un hombre inteligente que podría haber hecho una mejor carrera si se hubiera centrado un poco más en ella, aunque es de celebrar que su adicción no le impida al menos cumplir mínimamente sus compromisos laborales. En la actualidad, nuestro hombre se serviría sin duda de Internet para sus encuentros amorosos, lo que haría seguramente que sus relaciones esporádicas tuvieran un contenido más puramente sexual. Eso sí, al menos Bertrand tiene muy claro lo que quiere y no sufre engañándose a sí mismo pensando que quiere encontrar el amor de su vida y no lo consigue, ni hace sufrir a ninguna esposa con sus continuas infidelidades, por lo que su búsqueda compulsiva de sexo se convierte en una opción vital, seguramente no la mejor desde el punto de vista del equilibrio emocional pero totalmente respetable.

Escenas destacadas:


  • El funeral de Bertrand se llena de mujeres de todos los estilos. Esta escena más bien onírica, puesto que es difícil enterarse de la muerte de alguien con el que no ha habido más que una relación sexual esporádica, y más difícil aún decidir acudir a su funeral, tiene un aroma felliniano importante y fue homanejada / copiada en un capítulo de la delirante serie Nip Tuck en el que se fingía la muerte del ligón doctor Troy.


Anécdotas:

  • Se presentó a concurso en el festival de cine de Berlín de 1977.
  • Logró tres nominaciones a los premios César para su actor principal y dos de las actrices secundarias.
  • El pleonástico título español, un tanto cursi, elude la cuestión sexual todavía más que el francés, el hombre al que le gustaban las mujeres.
  • Blake Edwards llevó a cabo en 1983 un remake del film protagonizado por Burt Reynolds, que aquí se tituló Mis problemas con las mujeres.
Sobre el director:

François Truffaut era uno de los más temibles críticos de cine en la Francia de los años 50. Desde la famosa publicación Cahiers de cinéma denunció el anquilosamiento que según él sufría el celuloide francés de la época hasta que en 1959 decidió poner sus teorías en práctica. Junto con compañeros de la revista y otros jovenes cineastas, capitaneó lo que se llamó la nouvelle vague, un nuevo estilo de cine más fresco e iconoclasta, que se puede considerar como la presentación en sociedad del cine moderno. Junto con esta mayor apertura, Truffaut se atrevía también a hablar de cuestiones de pareja y sexuales evitando las moralinas en películas como La piel suave o Domicilio conyugal, entre otras.

Enlaces:

IMDB

Miradas

Muchocine

06 diciembre 2008

Cachorro: papá oso

Cachorro. España, 2004.

Director: Miguel Albaladejo

Guionistas: Miguel Albaladejo y Salvador García Ruíz

Intérpretes: José Luis García Pérez, David Castillo

Temáticas de interés: homosexualidad masculina, fetichismo, promiscuidad

Sinopsis:

Pedro es un dentista gay con una activa vida social y sexual que tiene que hacerse cargo de su sobrino Bernardo, ya que su hermana se va de vacaciones al extranjero. Esta circunstancia, en principio temporal y ocasional, se ve prolongada de forma indefinida en el tiempo cuando la madre del muchacho es detenida en el otro país y se expone a una larga condena de cárcel. Pedro tendrá que plantearse si su vida es compatible con la educación de un niño o si debe elegir entre una cosa y la otra.

Comentario:

Durante las dos últimas décadas, la homosexualidad, pese a seguir siendo un tabú en el cine comercial, que sólo admite por ahora unos cuantos estereotipos como el secundario gracioso que acompaña a la protagonista femenina de compras o el reprimido que acaba siendo aceptado o aceptándose a sí mismo después de lúgubres experiencias traumáticas, se ha convertido en protagonista de una serie de películas independientes que van más allá de estos clichés y también del cine de reivindicación.

Cachorro refleja la situación de muchos homosexuales que viven en grandes ciudades, para los que sus inclinaciones ya no representan una tragedia ni un drama y que por ello tampoco necesitan reivindicar grandes causas sino que viven sus vidas con una cierta normalidad, que no obstante es más frágil de lo que parece: a la hora de hacerse cargo de su sobrino el estilo de vida de Pedro le hace vulnerable a los ojos de los que consideran que quienes no son como ellos no pueden considerarse normales.

No obstante, es cierto que la película, a pesar de abordar el tema de la adopción de niños por parte de personas homosexuales, no se limita al panfleto, sino que cuenta, no un gran drama, sino el pequeño drama de una persona que ve su vida alterada por la presencia de su sobrino y que se tiene que enfrentar a problemas legales, a la familia del niño y a su complicada situación afectiva con un medio novio francés que viene a visitarle de vez en cuando.

Ahí es donde la película peca tal vez de maniqueismo y falta de verosimilitud al hacer un retrato tan idealizado de su protagonista. Pedro conjuga demasiado a la perfección sus juergas nocturnas por los locales gays con su carrera profesional y su nueva labor como padre accidental. Como en otras cintas de Albaladejo, se puede apreciar una misoginia tan evidente como opuesta en gran medida a la que estamos acostumbrados a ver: mientras las mujeres son inmaduras, posesivas y un tanto histéricas, los hombres tienen un gran equilibrio emocional y una estupenda mano con los niños. Pedro tiene además clarísimo que, pese a sus sentimientos respecto a su amante francés, no quiere compromisos; su temple emocional es tal que esta relación intermitente no le plantea ningún tipo de duda ni de conflicto, y no se trata de egoísmo sino de saber a la perfección lo que es mejor para él y para todo el mundo. Probablemente la intención del guión es no caer en el tópico reaccionario de presentar la promiscuidad como símbolo de irresponsabilidad y de deriva en todos los aspectos de la vida, pero tal vez se le vaya un poco la mano en el otro sentido.

Por último, el film se centra en una rama del mundo gay, el submundo de los osos o bears; mientras en una ciudad más pequeña ser homosexual ya es lo suficientemente peculiar por sí solo, en una gran ciudad la orientación sexual deja de ser una identidad en sí misma por lo que, al igual que los heterosexuales, los gays se ven también obligados a buscar dicha identidad formando sus grupos y clanes en torno a cierta estética, música, etc. Adoptando la estética de los osos, muchos hombres con cierto sobrepeso y feos desde un punto de vista convencional dejan de ser individuos anodinos y pasan a hacer alarde y estar orgullosos de su físico y su condición; Cachorro retrata este ambiente oso con una gran autenticidad.

Escenas destacadas:

  • Pedro visita un local de ambiente; desciende a las escaleras donde se encuentra el cuarto oscuro y allí empieza a besarse con un desconocido.
  • El pequeño Bernardo se levanta inesperadamente de noche; al entrar en la habitación de su tío, se lo encuentra atado a la cama, con una máscara tapándole la cara y con otro enmascarado vestido de cuero delante. El niño tiene un ataque de pánico y sale corriendo.


Anécdotas:
  • Algunas escenas de la película se rodaron en el famoso barrio madrileño de Chueca y en algunos locales especializados en osos o bears.
  • El film, que es relativamente bien conocido en la comunidad homosexual española y sobre todo madrileña, recibió algunos premios, principalmente en festivales de cine gay. Su protagonista logró una nominación al Goya como mejor actor revelación.

Sobre el director:

Nacido en Alicante en 1966, Miguel Albaladejo es un desconocido para el gran público, a pesar de ser un brillante guionista y un más que correcto realizador. Su único film con una cierta repercusión fue la adaptación cinematográfica de las historias del famoso personaje de literatura infantil Manolito Gafotas (1999), creado por su amiga Elvira Lindo. Su cine cuenta sin grandes pretensiones historias cotidianas con un muy buen equilibrio entre comedia, drama e interés por las emociones y lazos afectivos de sus personajes. Cachorro es, hasta el momento, su única película abiertamente homosexual y con escenas eróticas explícitas.

Enlaces:

IMDB

La Butaca

Cómo hacer cine

22 noviembre 2008

Happy, un cuento sobre la felicidad: la soltera tranquila

Happy-go-lucky. Reino Unido, 2008.

Director y guionista: Mike Leigh

Intérpretes: Sally Hawkins, Eddie Marsan, Alexis Zegerman

Temáticas de interés: liberación sexual, promiscuidad

Sinopsis:

Poppy es una alegre maestra de educación infantil que vive en un barrio de los alrededores de Londres. A sus 30 años no parece tener ganas de sentar cabeza; le gusta vivir con su mejor amiga, Zoe, entretenerse con varias actividades, irse de juerga los fines de semana y flirtear de forma desenfadada con todos los chicos que conoce, sin ninguna ansiedad por encontrar al hombre de su vida.

Comentario:

Como es habitual en el cine de Mike Leigh, Happy no tiene una trama cerrada ni concreta, sino que se trata de una serie de episodios en la vida de Poppy: sus clases de flamenco, sus lecciones de conducir, su trabajo con niños pequeños, su visita a su hermana embarazada, sus juergas de fin de semana con sus amigas, su romance con el pedagogo de su colegio .... Todas estas anécdotas constituyen el retrato de lo que en otra época se habría llamado una mujer liberada, moderna o emancipada, y que actualmente debería verse con total normalidad, pero que sigue siendo más bien excepcional en el cine.

Y es que se supone que la forma de vivir y de ser de Poppy, libre, desenfadada y despreocupada, que es lo que significa el título original de la película, es aceptable en una joven de veinte años, pero que llegada la treintena tanto un hombre como una mujer, pero mucho más esta última, deben marcarse otros objetivos. Poppy es maestra, un trabajo relativamente bueno desde el punto de vista de un español, pero que en el Reino Unido es casi la profesión peor considerada y peor pagada a la que puede optar alguien con estudios; sin embargo nuestra amiga disfruta con su trabajo y no se le ven mayores ambiciones. Y aplica la misma filosofía a su vida privada: frente a las solteras neuróticas, amargadas, desesperadas e incapaces de vivir sin un hombre a las que nos tiene acostumbrados el cine y la televisión, Poppy disfruta de su libertad; le gusta tontear con los hombres e inicia una relación con un atractivo compañero de trabajo. No obstante, la chica vive este amorío, que no sabemos si tendrá o no continuidad, de nuevo con desenfado, sin ver en él su tabla de salvación ni mostrar tampoco miedo al compromiso.

Al principio del film Poppy puede parecer alocada y exasperante. Sin embargo conforme avanza la narración, en parte gracias al estupendo trabajo de la actriz, nos vamos dando cuenta de que es una joven inteligente y que su actitud es una opción vital que ella toma de forma mucho más consciente de lo que parece. Sobre todo que tiene claro que ser feliz es una cuestión de tomarse las cosas con buen humor y desenfado.

Otros personajes de la película representan el punto de vista convencional de la sociedad burguesa que reprende a Poppy por no buscar una pareja estable, un trabajo mejor, no ser más competitiva, etc. Su hermana, que se muestra muy orgullosa de sí misma por estar casada, embarazada y vivir en una casa elegante con su marido, hace propaganda de las maravillas de la vida convencional para intentar aleccionar a la descarriada de la familia, pero es fácil ver que la auténtica función de este discurso es convencerse a sí misma y tapar su propia inseguridad.

De forma parecida, el profesor de la autoescuela que vamos intuyendo a lo largo del film que se siente atraído por Poppy, acabará estallando y reprochándole finalmente su flirteo con los hombres: aunque este personaje acierta al decir que ella no es tan alocada sino que se da perfecta cuenta de su atractivo y de su juego, lo que está haciendo no deja de ser también aferrarse a la seriedad para dar sentido a una existencia gris. El film, aunque esté lejos del panfletarismo didáctico de Ken Loach y cierto cine social británico y no busque etiquetas de ningún tipo, muestra un gran respeto por la libertad de la persona y el derecho a buscar la felicidad cada uno por su propio camino.


Escenas destacadas:

  • Zoe le recuerda a Poppy que no se puede gustar a todo el mundo. Ella replica que qué hay de malo en intentarlo.

Anécdotas:

  • Se presentó en el festival de Berlín de este año 2008 con gran éxito, logrando el premio a la mejor interpretación femenina para Sally Hawkins. Es probable que, cuando empiece próximamente la temporada de premios a las mejores películas del año, coseche unas cuantas candidaturas.

Sobre el director:

Mike Leigh nace en los alrededores de Manchester en 1943 y comienza en los años 70 su carrera como director y guionista en el cine y la televisión británicos, no logrando el reconocimiento internacional hasta los años 90. Pertenece a la escuela del cine realista y social británico; aunque no es tan conocido como Ken Loach, sigue también el método de trabajar con actores semiprofesionales e ir escribiendo el guión de forma conjunta con ellos, dejando que construyan su personaje y aporten sus propios diálogos e ideas, dando como resultado films semiexperimentales sin un argumento concreto pero con una sensación de gran naturalidad y credibilidad. Su mayor éxito lo logró en 1995 con Secretos y mentiras. Los protagonistas de su cine son gente de clase obrera o media con problemáticas muy cotidianas.

Enlaces:

30 octubre 2007

Nip Tuck: psicodrama con cuerpos perfectos

Nip Tuck. USA, 2003-

Creadores: Ryan Murphy y Jennifer Salt
Intérpretes: Dylan Walsh, Julian McMahon, Joely Richardson, John Hensley, Roma Maffia
Temáticas de interés: promiscuidad, adulterio, prostitución, pornografía, lesbianismo, sexo en grupo, homosexualidad masculina, fetichismo, obsesión, transexualidad, sadomasoquismo, aborto

Sinopsis:

Sean McNamara y Christian Troy son dos cirujanos plásticos de éxito. Disfrutan de un gran nivel de vida y en la intimidad las cosas parecen irles igualmente bien: Sean es un padre de familia casado desde hace veinte años con Julia, con la que tiene dos hijos, mientras que Christian es uno de los solteros de oro de la ciudad. No obstante, por debajo de esa apariencia ideal se esconden una familia terriblemente disfuncional en un caso y una adicción al sexo que causa un gran vacío emocional en el otro. Las rocambolescas historias de sus pacientes encajan a la perfección con las retorcidas angustias de los doctores.

Comentario:

Nip Tuck gira en torno a la amistad de Sean y Christian, dos compañeros de trabajo que funcionan a la perfección como los dos estereotipos del hombre de éxito. El casado prudente, convencional y estable y el soltero promiscuo y frívolo. Pero ya en el primer capítulo vemos que la familia McNamara atraviesa graves problemas: Julia, la mujer de Sean, que renunció a su propia carrera como médico para facilitar que su marido llevara a cabo la suya, atraviesa una fuerte crisis de mediana edad, propiciada por su frustración profesional, por la muy conflictiva adolescencia de su malcriado hijo mayor, que le dirige tanto a ella como a su padre todo tipo de impertinencias y faltas de respeto, y por su inseguridad respecto al amor que siente por Sean. El matrimonio, unido por lazos de dependencia y por miedo a la soledad, vive en una guerra psicológica perpetua: él, como tantos maridos de un ama de casa, es incapaz de valerse por sí mismo en cualquier aspecto de la vida que no sea el profesional y necesita enfermizamente a una mujer que ya no puede ofrecerle mucho más que desprecio y rencor soterrados por haber visto sus alas cortadas. A lo largo de la serie se suceden los episodios en los que ella toma la decisión de abandonarle para desesperación de él, o al contrario, cuando es él quien empieza a valerse por sí mismo no puede sobreponerse al chantaje emocional que le produce la indefensión de ella.

¿Significa eso que la serie se declara contraria al matrimonio y los valores convencionales? Puede, pero, aunque Christian Troy sea sin duda el rey de la función, a la vida del soltero se le practica la misma radiografía cruda y amarga. Rico y enormemente seductor, Christian no tiene problemas en ligarse cada noche a la chica más guapa del bar, pero no puede evitar envidiar la estabilidad de su amigo. Educado en el catolicismo, su vida frívola le crea un sentimiento de culpa y de inferioridad por saberse incapaz de sentir amor. Se refugia por tanto en el trabajo, en el consumismo desaforado de artículos de lujo y en el despotismo con las mujeres, rozando o a veces traspasando la barrera del sadismo. La explicación a su misoginia tal vez se deba a que Christian siempre ha estado enamorado de Julia, la mujer de Sean, o tal vez del propio Sean, como le sugiere una psicoanalista en un capítulo, o tal vez a la mala imagen que tiene de sí mismo: prefiere abandonar rápido a sus conquistas, o forzar con su actitud que ellas lo abandonen al poco tiempo a que lo dejen igualmente más adelante, lo que sin duda cree que ocurrirá si alguna mujer consigue llegar a conocerle.

A primera vista Nip Tuck, que en cada capítulo se sumerge sin pudor de ningún tipo en los infiernos de estos personajes, parece un culebrón con la típica premisa argumental de estos productos: los ricos también lloran, es decir, conflictos sentimentales, conyugales y familiares desarrollados en escenarios lujosos. Pues sí, es eso, pero lleva este planteamiento lo más lejos a donde se haya llegado nunca en la historia de la pequeña pantalla, consiguiendo uno de los mejores retratos nunca vistos de un mundo frívolo, inhumano, ferozmente competitivo y donde la obsesión por la belleza y la perfección hace que los defectos no se admitan: deben ser borrados drásticamente mediante cirugía u ocultados hasta que las tensiones que generan hagan explotar la situación.

Lo sórdido y enloquecido de sus tramas evita que Nip Tuck tenga el mismo estatus de serie de culto que disfrutan otras producciones enormemente más vacías y superficiales pero que sí se empeñan en dar una apariencia de respetabilidad. No obstante, por detrás de su apariencia de serie B o subproducto, es una cumbre del psicodrama que habla acerca de la soledad, la culpa, la redención, la superficialidad, la incomunicación y todos los problemas del hombre urbano contemporáneo al mismo nivel que las obras de los directores de cine más importantes.

Escenas destacadas:

  • El doctor Troy opera a un par de hermanas gemelas para que dejen de parecerse y puedan desarrollar cada una su propia personalidad. Tras la operación, sin embargo, las gemelas echan de menos su vida compartida anterior; el doctor soluciona el problema compartiendo la cama con ambas a la vez.
  • Una paciente de McNamara & Troy descontenta con el trabajo de los doctores amenaza con denunciarlos en el programa de una periodista estrella de la telebasura. Christian se cita con la presentadora para intentar ganársela, y su forma de hacerlo es acostándose con ella. No será la última vez que el doctor Troy utilice el sexo a cambio de favores personales.
  • Kimber, actriz porno y una de las ex-amantes un tanto desequilibradas de Christian, recurre al doctor McNamara para que la muñeca hinchable que va a sacar al mercado tenga una réplica exacta de su vagina. McNamara guarda la muñeca en casa y una noche se sobrepasa con ella, lo cual agrada mucho a Kimber.
  • Matt, el hijo de Sean y Julia, está enamorado de una compañera del instituto lesbiana. Para acercarse a ella, accede protagonizar un trio con ella y con la chica que a ella le gusta.
Anécdotas:
  • El éxito de audiencia (dentro de los parámetros de la televisión por cable americana) fue inmediato desde la primera temporada, llegando a su tope en la tercera con la trama del asesino en serie el carnicero.
  • Su emisión, a pesar de realizarse en horario nocturno, ha despertado críticas de asociaciones de espectadores conservadores en EEUU, que han llegado a pedir su retirada.
  • En el año 2005 ganó el Globo de Oro a la mejor serie dramática, premio al que había sido finalista en la edición anterior. La serie cuenta también con varias nominaciones al Emmy, sobre todo en las categorías relacionadas con el maquillaje.
  • En España ha sido y es emitida en los canales autonómicos y las plataformas digitales, normalmente bajo el título A golpe de bisturí.

17 octubre 2007

Sigue soñando: El pícaro divorciado

Dream on. USA, 1990-96.

Creadores: John Landis, David Crane y Marta Kauffman

Intérpretes: Brian Benben, Wendie Malick, Dorien Wilson, Denny Dillon, Chris Demetral

Temáticas de interés: Promiscuidad

Sinopsis:

Tras su divorcio, Martin Tupper, un pequeño ejecutivo de una editorial, vive solo en un apartamento en Nueva York. Su ex-mujer, Judith, mantiene una buena relación con él pese a que tiene ya una nueva pareja estable. Además de intentar seguir ejerciendo de padre de un hijo preadolescente y de aguantar a su secretaria y su jefe, a Martin le resulta difícil aceptar la idea de que Judith tenga otra vida; no le cuesta conocer a chicas pero ninguna parece llenar el hueco dejado por su fracaso matrimonial.

Comentario:

Sex and the single father (el padre soltero y el sexo), el título de uno de los episodios de la serie, jugaba a parafrasear sex and the single girl, una película de los años 60 protagonizada por Natalie Wood que en España se llamó la pícara soltera. Sex and the single father hubiera sido también un nombre apropiado para esta telecomedia, un producto televisivo pionero por estar destinado a un público adulto y no familiar y por atreverse a mostrar sin tapujos ni recatos la vida de un divorciado con sus ligues, aventuras, éxitos y (más a menudo) fracasos amorosos. Rompiendo con la tradición televisiva de hablar solamente de padres y madres de familia, Martin Tupper era un estereotipo con el que podían identificarse muchos solteros, separados y divorciados de ambos sexos que viven solos y que representan un porcentaje cada vez más alto de la población de las grandes ciudades.

Martin no es ningún héroe ni ningún inocente; es joven, atractivo y tiene un buen trabajo, por lo que no le faltan las conquistas. Aunque supuestamente busca una pareja estable, rara vez pasa de una segunda o tercera cita con ninguna chica. La razón, de la que él es consciente a medias, es que sigue enamorado de su ex-mujer, Judith, y, aunque sea cada vez más evidente que nunca volverán a estar juntos, no consigue dejar de encontrarse bajo su influjo. A ello ayuda la estrecha amistad que siguen manteniendo Martin y Judith; incapaz de admitir una vida sin ella, Martin la mantiene como amiga; el hijo que ambos tienen en común es una perfecta excusa para pasar cada dos por tres por el piso de su ex o invitarla a ella al suyo. Él paga un alto precio (la soledad) por esta amistad, cuyo objetivo inconfesable es dejar el terreno abonado para que ella vuelva un día con él, por muy remota que sea esa posibilidad, y ella, aunque sea más reacia a esta relación tan estrecha con su ex, tampoco es del todo inocente: probablemente la complace el saber que tiene a dos hombres a sus pies, su actual y su antigua pareja.

Sigue soñando pone en tono de comedia esta situación de dependencia de la ex-pareja muy típica en los divorciados y separados. Martin es además especialmente propenso a esta condición desvalida por su carácter infantil, que se muestra por las películas antiguas que están en su cabeza constantemente; los títulos de crédito de cada capítulo nos lo muestran de pequeño viendo la televisión bajo la vigilancia de su madre; una elipsis cambia al Martin niño por el adulto, igualmente dormido frente al televisor. Esto, unido al título, Sigue soñando, nos anuncian que Martin es inmaduro, necesitado de una mujer con carácter que sustituya a su madre, y un tanto buenazo. Frente al éxito de su mejor amigo, Eddie Charles, típico tiburón que presenta un programa basura de éxito y que se liga a las chicas más espectaculares, y al nuevo marido de su ex, un médico Don Perfecto cuya beatitud tortura a Martin constantemente, el protagonista no consigue ascender en un trabajo probablemente inferior a su valía, en el que además no es capaz de imponerse a una secretaria descarada y a un jefe nuevo rico y hortera. Este continuo sentimiento de humillación se muestra de forma muy divertida mediante imágenes de películas antiguas de las que Martín veía de pequeño frente al televisor, y que actúan como una voz en off que nos introduce en lo que piensa y siente en cada momento.

Escenas destacadas:
  • Martin explica a su hijo de catorce años cómo se utiliza un preservativo. Para ello coge un plátano, lo pela y le pone un preservativo explicando cada detalle de forma muy didáctica.
  • Las escenas de sexo suelen representarse mediante insertos de películas antiguas con flores que se abren, fuentes o pozos de petróleo que manan en abundancia.
  • Tobby, la secretaria de Martin, tiene un sorprendente éxito con el cliente de una línea erótica que ha llamado a la oficina por error. Cuando Martin se da cuenta, la secretaria dirige un exitoso número de teléfono sadomasoquista.
Anécdotas:
  • John Landis, director de Un hombre lobo americano en Londres entre otras películas, tuvo la idea de aprovechar el abundante material de archivo del que disponía la compañía Universal en una comedia televisiva en la que se intercalarían estas imágenes del recuerdo en la trama de cada episodio.
  • Se trataba de una producción para televisión por cable, por lo que se permitían escenas de desnudo y un contenido más adulto de lo habitual en una telecomedia. Logró un éxito considerable como serie de culto con algunas nominaciones a los Emmy y se mantuvo a lo largo de seis temporadas.
  • En España fue emitida en abierto por Canal + durante los fines de semana. Por desgracia no está editada en DVD en nuestro país; las dos primeras temporadas pueden conseguirse importándolas desde países anglosajones o descargándolas desde Emule u otros programas peer to peer.

Enlaces:

IMDB

TV.com (inglés; incluye guía de episodios y fechas de emisión)

13 septiembre 2007

Vestida para matar: el sexo y la muerte

Dressed to kill. USA, 1980.

Director y guionista: Brian de Palma

Intérpretes: Michael Cane, Angie Dickinson, Nancy Allen

Temáticas de interés: crimen sexual, transexualidad, promiscuidad

Sinopsis:

El psiquiatra Robert Elliott está inquieto ante el estado mental de uno de sus pacientes, un transexual que le presiona para que autorice su operación de cambio de sexo, con la que el doctor no está de acuerdo. El perturbado, vestido de mujer, persigue y mata a Kate Miller, otra de las pacientes de Elliott, y a continuación comienza a acosar a una prostituta testigo presencial del crimen.

Comentario:

Cuando hablamos de Instinto básico o de Atracción fatal, ya comentamos que es típico en el cine comercial asociar sexo con peligro, y de hecho esta entrada podría haber llevado muy fácilmente el mismo título que tiene la de Atracción fatal: los peligros de una cana al aire. Vestida para matar es, además, una traducción no muy exacta de dressed to kill, una expresión inglesa que quiere decir vestida para seducir, vestida de forma muy provocativa, pero que en este caso juega también con el sentido literal de vestida para matar, asociando íntimamente sexo y muerte, eros y tanatos, como dirían los psicoanalistas. Se ha hablado ya muchas veces, con bastante razón, de que el cine de terror tradicionalmente condena a muerte a los jóvenes que tienen relaciones sexuales y mantiene vivas a chicas inocentes que todavía conservan su virginidad, esquema que resulta muy evidente en Halloween y sus imitaciones tipo Viernes 13. Son innumerables las películas en las que aceptar la invitación de un(a) atractivo(a) desconocido(a) tiene por resultado la muerte del imprudente que se deja seducir, idea con la que jugaba de forma muy inteligente el film Suavemente me mata. Hasta me atrevería a decir que el temor que sienten muchas personas a la hora de quedar en persona con alguien que han conocido a través de Internet se fundamenta en buena parte en la cantidad de películas y telefilms que todos hemos visto en los que este tipo de citas a ciegas acaban muy mal. El género del thriller erótico vendría a funcionar en general, por tanto, como una especie de versión moderna del relato bíblico de Sodoma y Gomorra, historias moralizantes que nos recuerdan que el pecado sexual tiene su castigo.

Vestida para matar va incluso un poco más lejos: el policía que tiene que investigar el asesinato del personaje de Angie Dickinson llega a decir que la víctima iba buscando la muerte. Sexualmente insatisfecha, esta mujer muestra un comportamiento provocativo desde la primera escena en la que aparece, en la que intenta seducir descaradamente a su psiquiatra para a continuación flirtear con un desconocido con el que se cruza en un museo. Esta actitud pecaminosa supone en efecto buscarse la muerte según los parámetros habituales del cine comercial, más aún en una mujer y todavía más si está casada. Así pues, la película mantiene al mismo tiempo una fascinación morbosa por el sexo, como se muestra en la escena en la que este personaje está en la ducha y la cámara recorre su cuerpo con enorme voluptuosidad, y un terror hacia él, ambivalencia típica de la represión sexual, sobre todo en personas con una marcada educación religiosa, católica especialmente, como es el caso del director Brian de Palma.

Esta mirada apocalíptica pero enfermizamente fascinada en temas sexuales se acentúa aún más al enfrentarse con las sexualidades más heterodoxas, en este caso la transexualidad. Conforme avanza el film descubriremos que la asesina es el paciente transexual del psiquiatra, un perturbado peligroso. La televisión da la noticia de una operación de cambio de sexo con unos tintes un tanto sensacionalistas, reforzando la asociación entre transexualidad y enfermedad mental.

Pero todo esto no quiere decir que Vestida para matar sea un film simplón ni de intención moralista. Todo lo contrario, la estructura y la puesta en escena enloquecidas del film, que como suele ocurrir en el cine de su director, dan una vuelta de tuerca tras otra al cine ya en sí retorcido de Hitchcock, elimina cualquier posibilidad de una lectura unidireccional. De hecho, si se tratara de un relato reaccionario canónico, tendría que haber acabado necesariamente con la muerte de la otra protagonista femenina, una prostituta. Las ideas respecto a la sexualidad que planean sobre la película son más bien contradictorias, reflejando probablemente la confusión del director y guionista.

Escenas destacadas:
  • Kate Miller escribe una nota de despedida para su amante ocasional; buscando un papel para escribir encuentra un informe médico que le revela que el hombre tiene una enfermedad venérea. Kate sale del apartamento en estado de shock; en el ascensor se encuentra con una misteriosa rubia con gafas de sol que la ataca con una navaja de afeitar.

Anécdotas:

  • La intención del director era dirigir A la caza, sobre un asesino que actúa en los ambientes gays de Nueva York. Cuando el proyecto acabó en manos de William Friedkin, De Palma adaptó el guión que tenía escrito convirtiéndolo en una historia heterosexual.
  • El personaje de la prostituta acosada por el asesino transexual lo interpreta Nancy Allen, por entonces esposa del director y guionista. En una época donde el feminismo tenía aún mucho poder y auge, De Palma sufrió muchas críticas por ofrecerle a su mujer semejante papel.
  • El éxito del film en taquilla fue enorme: la recaudación americana quintuplicó la inversión realizada en el film, mientras que en España más de 800.000 espectadores acudieron a verla. Entre los críticos hubo mayor divisón de opiniones, con un fuerte rechazo entre ciertos sectores derechistas que propició que tanto Brian de Palma como Michael Caine y Nancy Allen fueran nominados a los cobardes y reacionarios premios razzie a los peores films del año.
Sobre el director:

Brian de Palma nace en Nueva Jersey en 1940; durante los años 60 comienza a interesarse por el cine y a llevar a cabo películas experimentales. Su fascinación por el terror le lleva a un registro más comercial consiguiendo su primer éxito con Hermanas en 1973. Sus angustiosas, retorcidas y rocambolescas historias, puestas en imágenes de forma extremadamente barroca y manierista, llaman la atención a la crítica y la desorientan al mismo tiempo, mientras los fans del terror acogen a De Palma como uno de los nuevos maestros del género. Los traumas sexuales están muy vinculados a la muerte en su cine, en el que lo relativo al sexo se suele mostrar de una forma enfermiza. Vestida para matar es una de sus obras más importantes y características.

Enlaces:

IMDB

El criticón


Pasadizo

25 marzo 2007

Up!: el maravilloso mundo de Russ Meyer

Up! USA, 1976.

Director: Russ Meyer

Guionistas: Roger Ebert y Russ Meyer

Intérpretes: Raven de la Croix, Janet Wood, Kitten Natividad, Foxy Lae, Monty Bane

Temáticas de interés: promiscuidad, fetichismo

Sinopsis:

Adolf Schwarz, un personaje de notable parecido con un dictador alemán del mismo nombre, es asesinado tras una orgía. Sin que sepamos que relación puede tener con este prólogo, la historia pasa a continuación a Margo Winchester, una recién llegada a un pueblo de la América profunda que causa estragos entre los hombre


Comentario:

El director Russ Meyer es parte fundamental de la historia del cine erótico. Antes de él existía un cine pornográfico clandestino y la frontera entre las películas convencionales con pretensiones artísticas o narrativas y la pornografía estaba muy marcada. Él se colocó en una tierra de nadie con obras en las que el deleite en la exhibición del cuerpo femenino ocupa desde luego un lugar central, pero sin caer en la ginecología del porno duro. Meyer es un niño grande que cuenta historietas de revistilla erótica construyendo un universo artificial a la medida de sus fantasías masturbatorias poblado de supermujeres de enormes curvas, con el mérito de ubicar sus relatos en pueblos de la América profunda en lugar de recurrir al exotismo y a la sofisticación típicos del género. Algunos critican que en su cine sólo haya lugar para mujeres irreales diseñadas para dar placer a los hombres, pero sin embargo muchos dan una lectura feminista de unas películas en las que las chicas son las grandes heroínas que conducen la acción, mientras que los hombres se muestran como meros obsesos que babean detrás de ellas.

Up!, conocida aquí a veces como Megavixens, para englobarla en una supuesta trilogía junto a Vixens y Supervixens, tiene la peculiaridad de ser probablemente la película más enloquecida de su director, con la trama más disparatada y rocambolesca. Kitten Natividad, su musa y pareja, hace, como ella misma dice, la función de coro griego que nos explica la historia con delirantes diálogos interrumpidos con insertos de primerísimos planos de su cuerpo. Una desternillante muestra de cine claramente autoral e inclasificable donde resulta muy difícil saber hasta que punto el delirio es premeditado.

Escenas destacadas:

  • Adolfo Schwarz protagoniza una variada orgía bisexual y sadomasoquista en la que es azotado, obligado a practicar sexo oral con una mujer negra y luego sodomizado por un hombre. A continuación es misteriosamente asesinado en la bañera.
  • Las dos heroínas de la historia protagonizan una persecución desnudas a través del bosque en la que explican al espectador la rocambolesca trama del film.

Anécdotas:

  • No logró la popularidad de otros títulos de su director, por lo que tardó varios años en estrenarse en Europa. Al parecer permanece inédita en salas en España, aunque sí se ha pasado por televisión con el título de Megavixens.

Sobre el director:

Russ Meyer (California 1922-2004) se dedicó desde muy joven a la fotografía. Tras trabajar para playboy, se pasa al cine convirtiéndose en un pionero del softcore (porno suave o cine erótico sin escenas totalmente explícitas). Durante los años 60 sus obras se van enrareciendo y adquiriendo un tono cada vez más surrealista de dibujos animados en los que el sexo se entremezcla con la violencia en historias disparatadas que curiosamente producen reacciones enfrentadas de admiración y desdén entre los críticos. Sus obras más famosas son Vixens (1968), que significa zorras, y sus secuelas Supervixens (1975) y Beneath the valley of the ultra-vixens (1979). Muchas de sus películas han sido retituladas como Megavixens, Hollywood vixens, etc. lo que lleva a gran confusión al rastrear su filmografía. Aparte de por lo inclasificable de las tramas, sus películas son fácilmente distinguibles por las desmesuradas tallas de sujetador de las actrices.

Enlaces:

28 enero 2007

A la caza: entre botas, esposas y cuero

Cruising. USA, 1980.

Director: William Friedkin

Guionista: William Friedkin, basándose en la novela de Gerald Walker

Intérpretes: Al Pacino, Paul Sorvino, Karen Allen, Richard Cox

Temáticas de interés: homosexualidad masculina, crimen sexual, sadomasoquismo, sexo esporádico

Sinopsis:

Un asesino en serie que mata a sus víctimas después de tener relaciones sexuales con ellos siembra el terror entre la comunidad homosexual de Nueva York. Para capturarlo, la policía decide infiltrar a Steve, un agente heterosexual, como topo en la zona donde opera el psicópata: los locales más fuertes del ambiente gay, particularmente los de estética leather y sadomasoquista.

Comentario:

A diferencia de muchas de las películas comentadas en este blog, los valores estrictamente cinematográficos de A la caza son escasos; como thriller es muy confuso, no juega con la intriga de averiguar quien será el culpable, ni tampoco la investigación policial reviste mucho interés, sino que el agente se “topa” con el asesino de forma casi casual; para más, el ambiguo final lleno de cabos sueltos siembra la duda acerca de su culpabilidad sin aclarar gran cosa. Estos elementos podrían no verse como defectos si el film no pretendiera ser un thriller clásico, sino que utilizara la trama detectivesca como excusa para abordar lo que tal vez sea el tema principal de la película, como un policía típicamente heterosexual tiene que hacerse pasar por gay, vivir en la zona de ambiente de San Francisco, y alternar por los bares más sórdidos del village, sintiéndose cada vez más atraído y fascinado por la estética fetichista y por el estilo de vida de sexo rápido y sin ataduras que le rodea.

Aplicando este segundo enfoque, es cuando A la caza deja boquiabierto al espectador actual mostrando a una estrella de Hollywood como Al Pacino metido en locales donde tiene lugar todo tipo de sexo entre hombres a la vista de todos, sin tratarse además de una producción independiente, sino de un thriller comercial de un gran estudio. No obstante, de ahí surge también el problema de la película. Por muy atrevida que fuera en su día (de hecho hoy en día sería impensable ver a un actor mínimamente conocido atado y dispuesto a tener una relación homosexual sadomasoquista, o presenciando una sesión de fist-fucking, entre otras cosas), la historia se resiente de no poner toda la carne en el asador y no atreverse a afirmar con rotundidad que el protagonista está dudando de su heterosexualidad y que le está empezando a gustar lo que ve. Se afirma con cierta ambigüedad que el policía está confundido y que su misión le está afectando, pero no se llega a decir con claridad en que sentido le afecta. Por la misma razón, no acaba de pasar a segundo plano la trama detectivesca que, como ya se ha mencionado, resulta fallida y más mal que bien construida.

Así pues, el interés de A la caza reside en su condición de curiosidad como proyecto típico de la borrachera de finales de los años 70 que en la actualidad sería implanteable por su incorrección política en todos los sentidos. Y es que, curiosamente, las críticas al film no vinieron en su momento de sectores conservadores, sino de colectivos de gays y simpatizantes que protestaron por la identificación que se da en el film entre homosexualidad, promiscuidad, sexo duro, y también enfermedad mental y muerte. Es cierto que resulta altamente tendencioso que la primera película de Hollywood que habló sin tapujos de la homosexualidad lo hiciera recreándose en los locales más sórdidos y llevara en inglés el título de cruising, término que se emplea para la búsqueda de sexo rápido y esporádico en parques y sitios públicos; no obstante, un letrero al comienzo del film ya aclara que la realidad que se muestra en él no representa a todos los homosexuales sino a una pequeña parte de ellos, y también existe un personaje secundario, el vecino del protagonista, que vive su tendencia sexual de otra forma y sin promiscuidad. Seguramente el problema no es la existencia de films como éste, aunque puedan reforzar ciertos estereotipos, sino más bien la ausencia en el cine comercial de otras películas que den otras visiones acerca de la homosexualidad. En todo caso (al menos a juicio del que escribe) la ambigüedad y la presunta homofobia de A la caza son muy preferibles a la asepsia políticamente correcta de la mayoría de films comerciales actuales, donde el gay es un personaje secundario, el mejor amigo guapo y asexuado de la protagonista, a la que da buenos consejos sobre los hombres mientras la acompaña a comprar vestidos.

Escenas destacadas:

  • Un chico liga con otro en la calle y va con él a una habitación de hotel. Allí accede a ser atado como juego erótico; una vez inmovilizado, su misterioso acompañante saca un cuchillo de una de sus botas de cuero y lo apuñala causándole la muerte.
  • Steve, el policía infiltrado, visita una tienda de ropa con el fin de adquirir la indumentaria adecuada para visitar los locales leather. Respondiendo a sus preguntas, el dependiente le asesora sobre el significado de los pañuelos de diversos colores que hay a la venta.
  • En su juerga nocturna, Steve entra en uno de los locales más fuertes de la zona de ambiente. Allí se suceden todo tipo de escenas; la más impactante, una sesión de fist fucking (penetración con el puño) por parte de dos clientes. Pese a ser un agente real, Steve es paradójicamente expulsado del local por no ir vestido de policía como exige el código de vestimenta del lugar.

Anécdotas:

  • El director Brian de Palma se interesó por el proyecto, pero no logró adquirir sus derechos. Acabó haciendo Vestida para matar, que podría considerarse hasta cierto punto como una versión heterosexual de A la caza.
  • Para lograr mayor realismo, el film se rodó al parecer en locales gay reales de Nueva York, siendo muchos de los extras los dueños y clientes habituales de los clubs.
  • Su recaudación en taquilla, de unos 13 millones de dólares, fue discreta, y más fría aún resultó la acogida entre la crítica. De hecho, el film estuvo nominado a los más bien reaccionarios premios razzie o antioscar en las categorías de peor película, director y guión del año.

Sobre el director:

Nacido en Chicago en 1935, William Friedkin ascendió al Olimpo de Hollywood a comienzos de los años 70 por llevar a cabo The french connection (1971), que le valió el Oscar al mejor director, y a continuación la famosísima El exorcista (1973). No obstante, el escaso éxito de su cine posterior, en el que nunca ha logrado aproximarse siquiera a la aceptación que tuvieron estas dos películas, le ha convertido en la gran promesa incumplida entre los nuevos cineastas de ese período, y en un nombre menor comparado con otros compañeros de generación, como Steven Spielberg, Martin Scorsese o Francis Ford Coppola. El erotismo no ha ocupado un lugar muy destacado en su cine, con la excepción del film que nos ocupa y de otro thriller erótico de escaso éxito comercial, Jade (1995), que pretendía seguir la estela de Instinto básico.

Enlaces:

16 septiembre 2006

La tormenta de hielo: La otra cara del amor libre

The ice storm. USA, 1997

Director: Ang Lee

Guionista: James Schamus, basándose en la novela de Rick Moody

Intérpretes: Kevin Kline, Joan Allen, Sigourney Weaver, Tobey Maguire, Christina Ricci, Elijah Wood, Adam Hann - Byrd

Temáticas de interés: intercambio de parejas, adulterio, promiscuidad, descubrimiento del sexo

Sinopsis:

Paul, un estudiante, vuelve a casa de sus padres, Ben y Elena, para celebrar en familia el día de acción de gracias de 1973 en medio de condiciones atmosféricas adversas, hielo y nieve. Su hermana pequeña, Wendy, tiene un comportamiento extraño: se muestra huraña, agresiva, y muy deseosa de entablar relaciones sexuales con los chicos de la casa de al lado, cuya madre, por otra parte, es la amante de Ben. La inestabilidad afecta a toda la familia: Elena, la madre, empieza a sospechar que su marido le es infiel y a actuar de una forma también desconcertante. Por otra parte, en el acomodado círculo social de Elena y Ben empiezan a llegar los nuevos aires de modernidad procedentes de California: a imitación de lo que está de moda allí, sus amigos organizan una fiesta de intercambio de parejas.

Comentario:

Todos recordamos que durante los aun recientes años noventa se vivió un revival importante de los setenta, la década fetiche de la generación anterior. La tormenta de hielo, no obstante, fue una de las escasas películas que fue más allá de la simple postal nostálgica de música disco y pantalones de campana para llevar a cabo un análisis de las luces y sombras de la época de la contracultura y la liberación sexual. Para ello, Ang Lee, que se atrevía por primera vez a hacer una obra totalmente dramática dentro del mismo registro costumbrista que ya había practicado en comedias como El banquete de bodas o Sentido y sensibilidad, recurrió a adaptar una poco conocida novela de Rick Moody acerca de dos familias vecinas entrelazadas de forma un tanto culebronesca.

La voz en off de Paul (Tobey Maguire), el hijo mayor de una de ellas, nos introduce en la historia: Paul es la mirada neutra a través de la cual vemos a su padre, Ben (Kevin Kline), representante de la doble moral de la tradición patriarcal que se está resquebrajando durante esa época. Casado con Elena (Joan Allen), la perfecta esposa a la antigua, responsable, dócil y callada, mantiene una aventura con su vecina Janey (Sigourney Weaver), lo cual no le supone ningún impedimento para considerarse un hombre respetable e intentar imponer un cierto orden moral en su familia. Con escaso éxito, porque durante esa época empieza a producirse entre las familias acomodadas un fenómeno que con los años irá a mucho más, y que se extenderá a las clases media y baja: los hijos, llenos de un precoz desencanto y totalmente faltos de ilusiones y de valores, no muestran ningún respeto hacia los adultos ni hacia una moral que ya perciben como hipócrita y caduca.

Así pues, vemos también a Wendy (Christina Ricci), la típica adolescente desorientada, arisca, frustrada y llena de rabia pese a tenerlo todo, o tal vez precisamente por tenerlo todo. Wendy se enfrenta de forma brusca e impulsiva al deseo sexual que empieza a experimentar. Ella ya no ha sido educada en la represión de su madre, cuya neurosis se plasma a través de pequeños robos en tiendas, pero no le han ofrecido a cambio otro tipo de perspectiva de las cosas; la formación sexual, así como la ética y la moral, brilla por su ausencia en su familia (prueba de ello es que, cuando Ben intenta hablar de sexo con Paul, sólo es capaz de decirle de forma harto torpe que la bañera no es el mejor sitio para masturbarse). Por lo tanto, la joven da tumbos: experimenta con Mikey, el hijo de la amante de su padre, y cuando éste se asusta y la rechaza, no duda en intentarlo con el hermano menor de Mikey, el pequeño e introvertido Sandy, al que se acerca de una forma que, dada la mayor edad de Wendy, roza el abuso, aunque la muchacha es demasiado inconsciente y egoísta para percibirlo, o para que le importe en caso de que se dé cuenta.

Los padres de Wendy y de Mikey perciben que el comportamiento de sus hijos no es el adecuado, pero se ven incapaces de ayudarles: el rol del padre tradicional ya no funciona en la era de la contracultura, pero tampoco saben actuar de otra forma. Aparte de no saber qué hacer, los adultos están ocupados en otras cosas, también ellos son egoístas y están dominados por el hedonismo y el consumo. Así pues, dejan a los jóvenes a su aire, mientras ellos intentan también descubrir o redescubrir su sexualidad de manera igualmente patosa. Casi treinta años después de Bob, Carol, Ted y Alice, el amor libre y el intercambio de parejas, el nuevo paradigma de modernidad entre la burguesía en ese momento, se recuerdan como un juego ingenuo y no carente de patetismo. Un polvo fugaz en el coche de su vecino no es en absoluto la liberación sexual que Elena tanto necesita. Sobre todo cuando ha aceptado participar en el juego de sexo rápido por despecho al estar segura de que su marido le está siendo infiel.

A pesar de esta visión un tanto amarga y pesimista de las cosas, el film, siempre frío, sutil y muy elegante, no carga en absoluto las tintas, y deja una puerta abierta a la esperanza. Aunque la desorientación de adultos y niños desemboca en la tragedia, Ben es consciente de ello y pide ayuda, rompiendo a llorar en la magistral escena final del film. La familia intenta mantenerse unida y su esposa le pone la mano en el hombro en un tímido intento de reconciliación. Ha hecho falta que la situación se desborde para que los adultos reaccionen, pero tal vez sea posible arreglar las cosas.


Escenas destacadas:

  • Ben le pide a su hija Wendy que bendiga la mesa en la comida de acción de gracias. La joven lleva a cabo un ácido discurso político sobre el exterminio de los indígenas y la guerra de Vietnam. La paz en la familia parece imposible.
  • Ben se relaja con su amante, Janey, en la cama y empieza a hablarle de sus problemas en el trabajo. Ella le corta sin ambages recordándole que ya tiene marido y que no le apetece escuchar esas historias.
  • Tras verse rechazada por su vecino Mikey, Wendy lo intenta con su tímido y extraño hermano pequeño Sandy. Se introduce en el baño con él y se baja los pantalones enseñándole la vagina, y queriendo a continuación ver su pene. Se ven interrumpidos por Janey, la madre de Sandy, que reprende a Wendy por lo que acaba de hacer.
  • Más tarde, Mikey sucumbe al fin ante los encantos de Wendy. La máscara de Nixon con la que la adolescente se ha tapado la cara no impide que Mikey se eche encima de ella y empiecen a sobarse. Pero de nuevo un adulto, en este caso Ben, aborta la escena.
  • Ben y Elena aceptan participar en el juego de las llaves, la atracción estrella de la fiesta en casa de sus vecinos. Los hombres ponen las llaves de su coche en un recipiente, las mujeres cogen a ciegas un llavero, y se van con su dueño para acostarse con él. Elena hace lo propio, y protagoniza una rápida y frustrante escena de sexo en el coche con su vecino, el marido de Janey.


Anécdotas:

  • La recaudación del film en taquilla fue bastante discreta. Mucho mejor resultó la acogida entre los críticos; concursó en el festival de Cannes de 1997 obteniendo el premio al mejor guión, galardón al que se sumaría el BAFTA a la mejor actriz secundaria para Sigourney Weaver, quien fue propuesta también para los globos de oro. No obstante, los Oscar ignoraron completamente la película.
  • En el espectacular reparto coincidieron varias jóvenes promesas que se convertirían más tarde en grandes estrellas, como Tobey Spiderman Maguire y Elijah El señor de los anillos Wood. Christina Ricci, en cambio, ya era famosa entre el gran público, a pesar de su corta edad, por La familia Addams y Casper.


Sobre el director:

Ang Lee, uno de los mejores directores del cine actual, nace en Taiwan en 1954. Influido por el estilo del maestro japonés Yasuhiro Ozu y por el cine occidental, sus películas tratan siempre del conflicto entre la vida moderna y la tradición, entre el deseo de vivir libremente y la responsabilidad hacia los otros y la necesidad de guardar las apariencias. Su primer gran éxito internacional lo obtiene con El banquete de bodas (1993), una comedia sobre un homosexual que celebra un matrimonio de conveniencia para contentar a su familia. El tema de la homosexualidad lo volverá a abordar con gran éxito en la excelente Brokeback mountain (2005). Entre ambas películas, aparte de La tormenta de hielo, rueda Tigre y dragón (2000), un film romántico y feminista de artes marciales y sentimientos reprimidos con el que consigue el mayor éxito en taquilla nunca logrado por una película de habla no inglesa.

Enlaces:

http://spanish.imdb.com/title/tt0119349/

http://www.arrakis.es/~maniacs/Tor1.htm

http://www.miradas.net/2005/n45/estudio/theicestorm.html

http://www.dvdenlared.com/dvd/La%20tormenta%20de%20hielo

12 septiembre 2006

La ley del deseo: Posmodernidad rosa

La ley del deseo. España, 1987

Director: Pedro Almodóvar

Guionista: Pedro Almodóvar

Intérpretes: Eusebio Poncela, Carmen Maura, Antonio Banderas, Miguel Molina

Temáticas de interés: Homosexualidad masculina, transexualidad, obsesión, crimen sexual, promiscuidad

Sinopsis:

Dos hermanos, Pablo y Tina, se reencuentran tras años sin verse. Tina ha cambiado mucho; antes era Tino y tenía una esposa y una hija, pero la relación incestuosa que mantenía con su padre rompió ese matrimonio. Pablo, por su parte, es un director de cine de éxito, uno de los personajes de moda en la noche madrileña: está enamorado de un chico, Juan, pero no puede evitar ser promiscuo. Una noche se lía con Antonio, que resulta ser un joven obsesivo cuyos celos por Juan provocarán un desenlace trágico.

Comentario:

La ley del deseo fue, en el momento de su estreno, el título más ambicioso y al mismo tiempo más arriesgado que había dirigido Pedro Almodóvar hasta esa fecha. Fiel a su estilo posmoderno de mezclar el cine vanguardista con la publicidad, el melodrama clásico con las telenovelas, lo culto y lo trash, el director volvía a desarrollar una trama rocambolesca, que mezclaba entre otros elementos incesto, transexualidad y crimen pasional, pero esta vez de forma mucho más serena que en su cine anterior de la época de la movida. Estridencias aparte, La ley del deseo hablaba sin tapujos de la homosexualidad con un tratamiento a la vez reivindicativo y normalizador nunca visto hasta entonces en el cine español, convirtiendo a su director en un icono entre la comunidad gay de su país.

Historia autobiográfica que reflexionaba sobre los mecanismos de la creación, este particularísimo Ocho y medio de Almodóvar abordaba la problemática de ser homosexual en los años 80, algo por un lado in y a la moda en los ambientes modernos de la época, pero al mismo tiempo una realidad muy dura de aceptar fuera de la noche madrileña, lo que se expone en el personaje reprimido de Antonio, que le pide a Pablo que le escriba con nombre de chica para mantener las apariencias ante sus padres. No obstante, lo innovador en La ley del deseo era el ir mucho más allá de la mera explicación o justificación de la condición homosexual, desarrollando un melodrama de pasiones y conflictos similares en buena medida a los que tradicionalmente hemos visto entre hombre y mujer: en un clásico triángulo amoroso, la promiscuidad de Pablo desencadenará la tragedia al chocar con los celos patológicos de Antonio. Este último, inseguro, dominado por su madre y símbolo de la España machista, trata a Pablo como un macho tradicional trata a su novia, vigilándolo y exigiéndole que renuncie a su vida frívola. Enfermo de celos, y con una psicosis avivada por no poder aceptar su homosexualidad a causa de su educación conservadora, Antonio indaga para conocer a Juan, el otro amante de Pablo, al que acabará asesinando, supuestamente por amor, pero en realidad nada más que por su propia inseguridad y por vengarse de la traición del chico al que considera propiedad suya.

La satisfacción de Antonio por la venganza, y por haber mostrado el dominio que tiene sobre Pablo asesinando a su adversario, no dura demasiado. Sospechando la verdad, Pablo lo rechaza, por lo que el joven continua su acoso seduciendo a Tina, que ha formado con su hermano y su hija un núcleo familiar poco convencional. Antonio utiliza a Tina para forzar a Pablo a que vuelva con él; en realidad su mente enferma no desea a Pablo, simplemente proyecta sobre él unas fantasías sobre el verdadero amor, un sentimiento que Antonio nunca podrá ofrecer, ni tampoco recibir de nadie.

Escenas destacadas:

  • Un hombre mayor paga los servicios sexuales de otro más joven, que se masturba ante él. Estamos ante la escena final de una de las películas de Pablo Quintero. Entre los espectadores del film se encuentran Antonio, que corre a masturbarse al baño muy excitado por lo que ha visto, y Tina, que sale de la sala satisfecha de la obra de su hermano.

  • Antonio conoce a Pablo, que le invita a pasar la noche con él. Reprimido y un tanto puritano, a Antonio le cuesta disfrutar en su primera experiencia sexual con otro hombre. Cuando Pablo va a penetrarle, le interrumpe para preguntar si alguna vez ha contraído alguna enfermedad venérea.

  • Tina se reencuentra con su otro gran amor de la infancia, aparte de su padre. Se trata de uno de los curas del colegio al que acudió de pequeña. Al sacerdote le cuesta reconocer a su antiguo alumno en aquella mujer que aún recuerda las canciones que le cantaba a la Virgen en su niñez.

  • Pablo sospecha que Antonio es el responsable de la muerte de Juan y va a visitarle. Enfermizamente obsesionado, Antonio le besa, pero Pablo responde mordiéndole hasta hacerle sangre.

  • Como una peculiar familia, Pablo se pasea en la calurosa noche madrileña con su hermana y su sobrina. Al ver a un barrendero regando la calle con su manguera, Tina le pide que la riegue a ella para sofocar el calor. El barrendero dirige el chorro de la manguera hacia la mujer, que vive una especie de orgasmo con la experiencia.

  • Tras un accidente de coche, Pablo se encuentra amnésico, por lo que Tina se ve obligada a contarle, a él y por primera vez al espectador, la rocambolesca historia de su familia, empezando por su relación incestuosa con su padre y acabando por su operación de cambio de sexo.

Anécdotas:
  • A pesar de ser una de las películas del cine español más comentadas por crítica y público ese año, no consigue ni una nominación en la segunda edición de los premios Goya, comenzando una larga historia de enfrentamientos y desencuentros entre Pedro Almodóvar y la Academia del Cine de nuestro país.
  • La presentación mundial del film tuvo lugar en el festival de Berlín de 1987.

    Para su siguiente guión, Almodóvar sigue obsesionado con el monólogo La voz humana de Cocteau, que Tina Quintero representa en La ley del deseo. Al núcleo original de una mujer que espera la llamada de un hombre que ya no la quiere, se van añadiendo otros personajes femeninos en la cabeza del director; ese será el germen de Mujeres al borde de un ataque de nervios.
  • Mujeres ... no es la única película de la filmografía de Almodóvar surgida de La ley del deseo. Diecisiete años más tarde vería la luz La mala educación, otra historia donde se mezclan la realidad y la ficción, con un director de cine, dos hermanos homosexuales, varios travestidos, y una antigua historia de amor pederasta en un colegio religioso. Unos elementos, eso sí, bastante peor integrados que en la película que nos ocupa.

Sobre el director:

Pedro Almodóvar
nace en Calzada de Calatrava (Ciudad Real) en 1949. Se traslada a Madrid en su juventud para trabajar en la compañía telefónica. En la capital comienza a llevar a cabo en sus ratos libres una serie de cortometrajes, preludio de la que será su primera película, Pepi Luci Bom y otras chicas del montón, llevada a cabo con gran precariedad de medios. Convertido rápidamente en uno de los personajes más emblemáticos de la llamada movida madrileña, el éxito comercial en España y la aceptación por parte de la crítica en el extranjero no se hacen esperar. Desde el comienzo, el sexo es uno de los ingredientes fundamentales del cine de Almodóvar. Plantando cara a los viejos mitos del machismo español, el director llena su cine de homosexuales, travestidos, mujeres sexualmente liberadas y dominantes, y machos ibéricos que se ven ridiculizados. Esta mezcla de crítica social y esperpento pretende epatar y llamar la atención, al mismo tiempo que reivindicar la libertad personal y sexual en un país recién salido de una dictadura y una época marcada por los tabúes religiosos.

Enlaces: