24 noviembre 2007

American gigolo: prostitución de lujo

American gigolo. USA, 1980.

Director y guionista: Paul Schrader

Intérpretes: Richard Gere, Lauren Hutton

Temáticas de interés: prostitución

Sinopsis:

Julian es un gigolo elegante y sofisticado que ofrece sus servicios a mujeres adineradas; su vida se complica cuando se ve involucrado en un asesinato y no puede demostrar su inocencia: su coartada es una de sus clientas y ella no está interesada en declarar que estaba con él.

Comentario:

Frente a la imagen sórdida y vulnerable que solemos tener de las personas que se dedican a la prostitución, American gigolo resulta una excepción por dos motivos: centrarse en el sexo de pago de lujo y hablar de un hombre que se prostituye en lugar de una mujer. Como ocurre con el aborto, la prostitución es también un tema enormemente controvertido motivo de disputas entre los partidarios de su ilegalización y los de su regularización. Feministas y grupos conservadores movidos por causas religiosas coinciden en que prostituirse no puede considerarse un trabajo digno sino que se trata de una forma de esclavitud sexual de la mujer y de una violación pagada; para sostener este argumento necesitan ignorar el hecho de que existe un número no tan despreciable como suele decirse de hombres que se dedican a la prostitución (todavía mayor si incluimos en él a travestidos y transexuales), de que, aunque la prostitución masculina suele ir dirigida a hombres homosexuales existen también mujeres clientas de la prostitución, y por último que, aunque la mayoría de las prostitutas efectivamente son mujeres semiesclavizadas por mafias o por su adicción a las drogas que ejercen esta actividad en unas condiciones próximas a las de la trata de blancas del pasado, existe también, aunque sea minoritaria, una prostitución de lujo llevada a cabo de forma voluntaria por mujeres y hombres que podrían dedicarse a otro oficio pero que se ven tentados por el dinero fácil y las oportunidades de moverse de esta forma en un mundo de ostentación y personas influyentes, disfrutando de un nivel de vida que les estaría vetado en un trabajo convencional.

Paul Schrader, director y guionista de la película, elige centrarse en este último caso porque no le interesa hablar de la problemática social en torno a la prostitución, sino, como ocurre siempre en su cine, del drama particular de un personaje a la deriva que intenta salir de un círculo vicioso de materialismo y falta de valores morales. Educado en un severo ambiente puritano y calvinista, Schrader muestra en American gigolo, como en todas sus otras películas, una morbosa e insana fascinación por el pecado. Julian, el gigolo, vive una vida hedonista que gira en torno al culto al cuerpo, vestir la ropa adecuada y visitar los restaurantes y clubs más de moda; no ve nada degradante en su profesión y se enorgullece de su condición de objeto sexual de mujeres maduras: prefiero a las mujeres mayores. ¿Qué sentido tiene llevar a una adolescente al orgasmo? Una quinceañera que se pone cachonda viendo una película y va corriendo a casa a masturbarse. Cualquiera puede hacerlo.

Mientras en otros títulos de Schrader la evolución del personaje es más interior, esta se trata de una producción comercial de Hollywood, por lo que el conflicto se exterioriza a través de una trama criminal que va envolviendo a Julian y le hace sentirse incómodo en su vida frívola. El gigolo, que podría ser un pariente cercano del personaje de Marcello Mastroianni en La dolce vita, tendrá que pasar por un via crucis que le permita redimirse y salvarse.




Escenas destacadas:
  • Julian hace ejercicio en su habitación mientras aprende sueco para recibir a una de sus clientas. A continuación se viste con un traje de diseño; la vida del gigolo de lujo ha quedado perfectamente definida.
Anécdotas:
  • Se trata de una producción de Jerry Bruckheimer, uno de los ejecutivos que más éxitos le han dado a la industria americana de los últimos treinta años. Entre ellos Flashdance, Top Gun o Piratas del caribe.
  • Antes de Richard Gere, se barajaron otros nombres para el papel protagonista, como Christopher Reeve y John Travolta. Travolta dio marcha atrás en el último momento porque exigía tener control sobre el montaje final; no debe ser un actor fácil, ya que también Roman Polanski tuvo problemas con él en otro proyecto.
  • El éxito en taquilla fue considerable, 23 millones de dólares de recaudación en Estados Unidos, frente a un coste de producción de menos de 5.
  • El tema principal de la banda sonora, Call me, fue un importante éxito de ventas, el mayor del grupo de new wave Blondie en Estados Unidos. Estuvo también nominado al globo de oro a la mejor canción; fue el único reconocimiento logrado por el film, aparte de otra nominación a la mejor banda sonora para Giorgio Moroder, uno de los reyes del tecnopop y colaborador habitual tanto de Schrader como de Bruckheimer.
Sobre el director:

Paul Schrader nació en una pequeña localidad del estado de Michigan en 1946. Criado en una estricta comunidad religiosa calvinista, no se le permitió asistir al cine hasta que se fue de casa para estudiar en la universidad, donde abandonó su vocación anterior de ser sacerdote y se convirtió en cinéfilo y activista de izquierdas, lo cual le ocasionó un conflicto con sus creencias que se refleja en casi todas sus películas. Le gusta regodearse de una forma tan amarga como malsanamente morbosa en el pecado, la degradación y la posterior redención en su cine, tanto como guionista (siendo Taxi driver su más famoso guión), como cuando es también director (Hardcore, Posibilidad de escape, Aflicción). El sexo se aborda en su cine como algo corrupto, una parte más del proceso degenerativo que sufren sus personajes.

12 noviembre 2007

Max mi amor: el primate enamorado

Max mon amour. Francia / USA / Japón, 1986

Director: Nagisa Oshima

Guionistas: Nagisa Oshima y Jean-Claude Carrière

Intérpretes: Charlotte Rampling, Anthony Higgins

Temáticas de interés: zoofilia, amor libre

Sinopsis:

Peter, un diplomático británico destinado en Francia, ha contratado a unos detectives para que sigan a su mujer, Margaret, y averigüen la identidad de su nuevo amante. Los investigadores le informan de que Margaret pasa todas las tardes en un apartamento del que nunca han visto salir a nadie más; Peter se presenta allí para descubrir quién es ese enamorado que jamás sale de casa. Para su sorpresa, se encuentra al llegar allí con un chimpancé llamado Max.

Comentario:

Suele decirse que toda práctica sexual es respetable entre adultos que consienten libremente. Este dicho condena explícitamente la pederastia pero deja al margen de la cuestión el sexo con animales; entre humanos aceptamos que la libertad sexual es uno de los derechos de la persona, pero ¿puede decirse que un animal tiene libertad sexual? ¿La sexualidad animal va mas allá del puro instinto? ¿Es maltrato tener relaciones sexuales con un animal? ¿Podría ser más aceptable el sexo con unas especies que con otras? El concepto de que los animales tengan derechos es muy reciente; hace muy poco que en nuestro país se ha penalizado el maltrato animal per se, sin considerarlo como daños a la propiedad de otra persona. Hoy en día (si entre nuestros lectores hay alguien que sepa más del tema, que nos informe) el cine pornográfico zoofílico se mueve en un vacío legal: no está regulado pero tampoco prohibido, a diferencia de prácticas como las peleas de perros o gallos, que sí se consideran maltrato.

En cuanto al cine no porno, este tabú de la zoofilia ha sido abordado en algunas películas, como la sórdida Caniche de Bigas Luna, o en clave de humor en uno de los episodios de Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el sexo pero nunca se atrevió a preguntar de Woody Allen, pero sin duda Max mi amor brilla con luz propia en este peculiar subgénero por llevar a cabo un tratamiento del tema carente de morbo y de sensacionalismo, lo cual le confiere un marcado tono surreal. Paseando por el zoo, Margaret conoce a Max, un chimpancé, y un amor a primera vista surge entre ellos, o al menos Margaret está convencida de que es así. Los chimpancés son nuestros parientes más próximos: son muy inteligentes, capaces de entender el lenguaje, de dar respuestas elementales y de mostrar distintos estados de ánimo ante diferentes personas, en función del trato que reciben de ellas. Según los científicos, son tan inteligentes como un niño de corta edad; ¿Margaret delira o realmente Max está enamorado de ella? ¿Este amor es incorrecto en sí mismo o solamente resulta problemático debido a la reacción en contra de la sociedad?

Estas preguntas se las hace Peter, el comprensivo marido de Margaret, que representa el punto de vista de la lógica y del espectador, pero que a lo largo de la película va asumiendo como normal la relación entre la mujer y el chimpancé. Peter y Margaret son una pareja abierta que se quieren respetando la libertad del otro para tener aventuras y amantes, sin ocultarse, salvo el caso particular de Max, sus relaciones extramaritales. Para no perder a su mujer, Peter accede a que el chimpancé se instale en su casa; para ella y el hijo de la pareja, se convierte rápidamente en un miembro más de la familia. Peter no es tan tolerante al principio con esta relación y se muestra celoso al ver el vínculo tan especial que une a Max con Margaret: esta vez no se trata de una aventura sino de algo más profundo. La película, enormemente chocante por la naturalidad con la que se nos muestra esta situación, narra el proceso por el que Peter, y con él el espectador, acepta que su matrimonio se transforme en un menage à trois al margen de los prejuicios sociales y de las fronteras entre especies. Max mi amor viene a ser todo un alegato en contra de los convencionalismos y a favor de la libertad y la diversidad.


Escenas destacadas:
  • Max, el chimpancé, revela con sus ruidos su presencia a los invitados de Peter y Margaret, que se muestran curiosos por conocerle. Llevado a la mesa donde los humanos están cenando, Max empieza a mostrarse cariñoso con Margaret de una forma muy chocante para el resto de los presentes.
  • Intrigado por qué tipo de sexo tienen Max y su mujer, Peter contrata a una prostituta para que mantenga relaciones con el chimpancé. Sin embargo, Max la rechaza: sólo quiere a Margaret.

Anécdotas:
  • El coguionista, Jean-Claude Carrière, fue el colaborador habitual de Luis Buñuel en la mayor parte de sus películas. También el productor, Serge Silberman, solía trabajar con Buñuel, por lo que no es de extrañar el marcado tono surrealista de muchas secuencias del film.
  • La española Victoria Abril interpreta el papel de la sirvienta del matrimonio, a la que el simio le produce alergia.
  • Concursó en el festival de Cannes de 1986.
Sobre el director:

Nagisa Oshima (Kyoto, 1932 - ) es uno de los principales nombres del nuevo cine japonés que se desarrolló durante los años 60 y que, frente al humanismo de los clásicos del cine nipón, como Kurosawa, Ozu y Mizoguchi, analizaba las contradicciones del Japón posterior a la segunda guerra mundial. Oshima ha alternado proyectos en su país, no sólo en el cine sino también en la televisión, con producciones internacionales, como la que nos ocupa. Su film más conocido en occidente es El imperio de los sentidos (1976), que gira también en torno al sexo. Permanece retirado del cine desde el estreno de Tabú (1999).

Enlaces:

IMDB