27 marzo 2008

Mi vida en rosa: juego de niños

Ma vie en rose. Bélgica, 1997.

Director: Alain Berliner

Guionistas: Alain Berliner y Chris Vander Stappen

Intérpretes: Michèle Laroque, Jean-Philippe Écoffey, Hélène Vincent, Georges Du Fresne

Temáticas de interés: transexualidad

Sinopsis:

Ludovic tiene siete años y le gusta vestirse con ropa de mujer. Sus padres se van inquietando cuando lo que consideran un juego parece ser más serio para el muchacho, que habla de convertirse en mujer cuando sea mayor y de casarse con otro niño del vecindario. La extravagancia del pequeño empezará a causarle problemas a él y a toda su familia.

Comentario:

Si ya temas como homosexualidad o transexualidad resultan controvertidos por sí, no digamos cuando hablamos de menores de edad. La vida sexual no existe legalmente antes de los 18 años y sigue perdurando la idea de que cualquier información que se les de a los menores acerca de sexualidad equivale a una propaganda que puede alterar incluso la orientación sexual del pequeño. De la misma forma no se ve como algo natural que un niño se haga preguntas acerca de su identidad sexual; Ludovic está a los siete años de edad rotundamente convencido de que es una niña y sus genitales masculinos son sólo fruto de un error que sueña con que se podrá reparar fácilmente cuando crezca. Muchos transexuales declaran que desde muy pequeños se sintieron siempre del otro sexo; no obstante, todos tendemos a filtrar los recuerdos de la infancia y darles mayor o menor relevancia en función de lo que somos o nos consideramos cuando llegamos a la edad adulta, además de que hasta hace poco sólo se admitía la transexualidad cuando iba acompañada de una operación quirúrgica y se exigía al transexual para reconocer su condición que respondiera a ese perfil de haberse sentido desde siempre en un cuerpo equivocado, por lo que tal vez muchos transexuales digan lo que se espera de ellos, que tal vez no responda exactamente a la verdad acerca de lo que pensaban y sentían en su infancia.

Si es más bien difícil saber si se dan en la realidad casos como el que presenta la película de niños que dicen tener claro que son mujeres a una tierna edad, es todavía más complicado el interpretar este hecho de forma adecuada. ¿El niño está pasando por una fase temporal de confusión o realmente será un transexual en su vida adulta? De hecho el caso contrario, de una niña que durante una época prefiriera vestirse con ropa de niño y no se sintiera muy contenta con su sexo, sería una fuente mucho menor de preocupaciones para sus padres, que no darían automáticamente por hecho que la niña es lesbiana o transexual, mientras que en un varón cualquier desviación del rol asignado a su sexo se considera un síntoma de homo o transexualidad.

El gran acierto de la película es alternar las luces y las sombras, no plantear una situación idílica e irreal en la que ser diferente no supusiera ningún problema ni tampoco cargar las tintas en exceso mostrando la vida de quien es distinto como una sucesión de calamidades y sufrimientos sin esperanza posible, como hace el film recientemente estrenado XXY. Los padres de Ludovic no son ni héroes ni monstruos; el resto de su entorno, un barrio burgués y conservador, si se muestra de forma más maniquea como hipócrita y represor. De hecho, cuando la costumbre del pequeño de vestirse de mujer provoca su expulsión del colegio, la película no aclara si se trata de una escuela pública o privada de carácter religioso. En el primer caso, esta discriminación no resultaría creíble.

Otro punto fuerte de Mi vida en rosa es que muestra que son los adultos los que provocan que los niños perciban a otros o se perciban a sí mismos como diferentes y rechacen estas diferencias. Lo que para los pequeños sólo es un juego es motivo de escándalo para los mayores; sus hijos no tardarán en imitar su conducta y ser intolerantes.



Escenas destacadas:

  • Ante sus problemas frente a un entorno que no lo comprende y que desearía que él fuera de otra manera, Ludovic se refugia en su fantasía, en la que su muñeca favorita, Pam, cobra vida y le ayuda a convertirse en la mujer que él desea ser.

Anécdotas:

  • Fue todo un éxito de crítica y obtuvo un gran número de premios en festivales, además del premio del cine europeo al mejor guión, una nominación al Cesar como mejor opera prima (puesto que se trata de una coproducción con Francia), al BAFTA como mejor película de habla no inglesa y, la guinda, el globo de oro en esa misma categoría.
  • El título original, Ma vie en rose, es una paráfrasis de La vie en rose, el famoso tema de Edith Piaf. Como en español, también en francés este título tiene un doble sentido: mi vida dulce o mi vida como homosexual. Mi vida rosa es también el título de una canción del grupo de pop español Los romeos.

Sobre el director:

Alain Berliner nace en Bruselas en 1963. Tras un par de cortometrajes, su debut en la dirección de largos se produce con Mi vida en rosa, un título de repercusión internacional. Al año siguiente no consiguió repetir el mismo éxito con El muro, una parábola sobre los problemas políticos de su país. Su última película estrenada entre nosotros fue Pasión por vivir, protagonizada por Demi Moore. Ha trabajado también como guionista y productor ocasional en películas y series de televisión.

Enlaces:

IMDB
Cineísmo

13 marzo 2008

La pequeña: demasiado joven para ...

Pretty baby. USA, 1978.

Director: Louis Malle

Guionista: Polly Platt

Intérpretes: Keith Carradine, Brooke Shields, Susan Sarandon

Temáticas de interés: prostitución, pederastia

Sinopsis:

Violet, de doce años, ha nacido en un burdel de Nueva Orleans a principios del siglo XX. La pequeña espera con impaciencia el momento de seguir los pasos de su madre mientras flirtea con Bellocq, un fotógrafo bohemio al que le gusta inmortalizar a las prostitutas. Tras iniciarse en la prostitución cuando la madame vende su virginidad, la estabilidad de Violet se rompe cuando su madre recibe una propuesta de matrimonio de uno de sus clientes y deja a la niña en la casa de citas.

Comentario:

No sé si una película como La pequeña, que curiosamente en su día pasó más bien desapercibida, podría haberse rodado hoy. En todo caso, no en un gran estudio de Hollywood. En primer lugar porque aborda un tema tan controvertido como la prostitución infantil y, a diferencia de otros films que abordan el sexo con menores, como Lolita, no utiliza a una actriz adolescente con un cuerpo casi de mujer adulta, sino a una niña de doce años que realmente tiene un cuerpo de niña y aparenta doce años. Pero sobre todo, porque habla del tema sin dramatismo y sin llevar a cabo un juicio moral. El film nos introduce en la atmósfera del burdel, que prácticamente no abandonamos más que al final de la historia, para que comprendamos que Violet, la niña hija de una prostituta y que no conoce más mundo que la casa de citas, ve a los clientes, el ambiente y el vocabulario del prostíbulo con una total cotidianeidad. En ningún momento es consciente de ser explotada y se puede decir que espera con ilusión el día en que será iniciada al sexo de pago con hombres adultos, lo que la convertirá en una mujer igual a todas las mujeres que conoce.

Escenas que podrían resultar escabrosas, como ver a la niña imitar los movimientos y la gesticulación lasciva de las prostitutas y emplear su vocabulario grosero, o la subasta de la virginidad de la pequeña, que es una especie de ritual de iniciación o incluso de fiesta para las trabajadoras del burdel, se muestran con naturalidad y sin ningún tipo de moralismo, ayudadas además por un soberbio trabajo en la fotografía por parte del maestro Sven Nykvist. Nada se describe como algo monstruoso ni tampoco existe afán de epatar ni de escandalizar. De hecho en la época en la que transcurre la acción, hace casi cien años, en el sur de los Estados Unidos y en muchas otras partes del mundo eran frecuentes los matrimonios concertados de niños, sobre todo niñas, de doce, trece o catorce años. Y por supuesto tampoco existía de forma tan clara como hoy la idea del abuso de menores. El film no se preocupa por los clientes de Violet; entre ellos puede haber pederastas pero seguramente también otros a los que atraería la curiosidad de acostarse con una niña como simple variante sin ver en ello una gran transgresión moral: para la mentalidad de la época, como todo el sexo es pecado y está socialmente mal visto, hacerlo con una niña tampoco empeora demasiado las cosas.

A la película puede reprochársele que no desarrolla demasiado a su personaje masculino principal, el fotógrafo Bellocq, ni explica bien su relación con la niña; Violet está enamorada de él de la forma en que lo puede estar una chica de su edad. Él en principio no se lo toma en serio hasta que la pequeña, tras ser abandonada por su madre, deja el prostíbulo y él la acoge en su casa, no se sabe si por compasión o porque sienta deseo por ella. Inician una curiosa relación a medio camino entre la pareja sentimental y la paternofilial cuya ambigüedad no resuelve el guión. Es el espectador quien, como es habitual en el cine de Louis Malle, tendrá que formarse su propio criterio respecto a la historia y los personajes.




Escenas destacadas:

  • La virginidad de la pequeña Violet se subasta entre los clientes de la casa de citas ante la atenta dirección de la madame y la presencia de todas las prostitutas del lugar, incluida la madre de la niña. Finalmente el mejor postor sube con ella a la habitación

Anécdotas:


  • El personaje masculino se inspira en E. J. Bellocq, un fotógrafo real que se dedicaba a fotografiar a prostitutas en escenarios que ellas mismas elegían.

  • Se presentó en el festival de Cannes de 1978, en el que consiguió un premio técnico. Estuvo también nominada a los Oscar en la categoría de mejor música original.
Sobre el director:

Louis Malle (Thumeries, Francia, 1932 - Los Angeles 1995) fue uno de los grandes renovadores del cine francés a finales de los años 50 y principios de los 60, aunque siempre se consideró al margen del movimiento de la nouvelle vague. En su momento, la amoralidad de su obra y la ausencia de juicios y condenas hacia personajes con comportamientos sexuales libres o heterodoxos provocaron gran controversia, sobre todo en títulos como Los amantes o El soplo al corazón. La polémica, en este caso por razones políticas, que suscita Lacombe Lucien le mueve a emigrar en los años 70 a Estados Unidos, donde rueda La pequeña y Atlantic city. La sexualidad en su cine se muestra como una fuerza muy poderosa y amoral que se muestra sin tapujos ni morbosidad, con una gran normalidad.

Enlaces:

IMDB

Wikipedia

Foro sobre el film