12 abril 2009

El seductor: mujeres sureñas desesperadas

The beguiled. USA, 1971.

Director: Don Siegel


Guionistas: Albert Maltz e Irene Kamp, a partir de la novela de Thomas Cullinan


Intérpretes: Clint Eastwood, Geraldine Page, Elizabeth Hartman, Jo Ann Harris


Temáticas de interés: represión, obsesión


Sinopsis:

Durante la guerra de secesión norteamericana, John McBurney, soldado de las tropas del norte, cae herido. Lo salva de la muerte una niña que lo conduce hasta una escuela para señoritas regida únicamente por mujeres. Martha, la directora, decide cuidarlo hasta que se cure su herida, que le obligará a ir con muletas una temporada; a continuación planea entregarlo a las autoridades sureñas, pero va postergando su idea ante el temor de que eso signifique condenarlo a muerte, y tal vez también porque, como el resto de las profesoras y alumnas del pensionado, se siente atraída por él.



Comentario:


John se encuentra encerrado entre un grupo de atractivas mujeres que son al mismo tiempo sus salvadoras y sus carceleras. Convaleciente de heridas graves, se encuentra totalmente a su merced: ellas pueden en cualquier momento enviarle a la prisión militar, donde morirá con toda probabilidad. De forma muy astuta, aprovecha lo que se suele llamar las armas de mujer, aunque los hombres también las empleen a veces: la seducción. Podemos intuir desde el principio que John es un bribón y un liante muy consciente de su atractivo y que probablemente estuviera acostumbrado a jugar con las mujeres ya en su vida civil: sin embargo ahora depende de la habilidad de su juego el mantenerse vivo.



El primer elemento muy interesante en esta historia es que vemos a un hombre contemplado como objeto sexual de una forma muy parecida a como se muestran los personajes femeninos en las narraciones tradicionales. Incapaz por su convalecencia de emplear ningún otro talento aparte de la seducción y forzado a aceptar un rol pasivo, John es la chica de la película. Las mujeres, por su parte, se muestran como sujetos deseantes y depredadoras sexuales, invirtiendo de nuevo los roles de género clásicos. Por fin se pone sobre la mesa, algo muy poco habitual hace casi 40 años, que las mujeres tienen una sexualidad y sienten deseo. Es cierto que ese deseo y esta inversión de roles se ven como algo negativo y amenazador, pero habría que discutir si lo que se presenta como algo malsano es la sexualidad en la mujer o más bien la represión de dicha sexualidad en el estricto internado en el que sucede la acción.



El seductor es un film turbio que disfruta revolcándose en lo escabroso: Martha, la directora del internado, reprime su sexualidad a raíz de la relación incestuosa que mantuvo con su hermano, al que vemos en flash-backs ir detrás de todas las mujeres a su alcance. Abandonada por él, su deseo reprimido se dirige tanto hacia el atractivo prisionero del norte como hacia su mano derecha en el negocio, Edwina. Su proposición de convertirla en su socia al comienzo de la película nos hace intuir algo más que una oferta laboral, y esa atracción lésbica se mostrará de forma clara en los sueños de Martha. Cuando sus dos objetos de deseo, John y Edwina, se atraen entre sí, Martha se vengará convirtiéndose en la personificación de la castración.

La película se habría prestado fácilmente a limitarse a una fantasía misógina y morbosa, sobre todo ante la poca sutileza con la que el guión hace obvias sus metáforas sexuales, de no ser por lo ambiguo del personaje de Clint Eastwood. El buen trabajo del actor evita la identificación fácil del espectador con la víctima del cautiverio, un esquema simplón en el que sí caía Misery, otra historia de mujer castradora con muchos elementos en común con ésta; en este relato no hay buenos ni malos, todos mienten y utilizan a otros, aunque unas tienen la sartén por el mango y ostentan el poder, en este caso matriarcal, y otro utiliza la picaresca para subvertir ese poder.

Escenas destacadas:

  • John y su pequeña salvadora se esconden de las tropas del sur. El soldado le pregunta a la pequeña su edad. Cuando ella responde doce años, John replica que es una edad suficiente para ser besada y le da su primer beso en la boca. Esta escena, que pasó desapercibida en su día, sería absolutamente impensable en una película actual.
  • Martha espera a John en su alcoba tras haberle dado la llave para que se presente en ella durante la noche. El soldado acude completamente desnudo y se introduce en la cama de la mujer. Al poco rato descubrimos un tercer ocupante en el lecho: se trata de Edwina; la escena sólo está ocurriendo en los sueños de Martha.
  • John no se cree que la causa de la amputación de su pierna fuera terapéutica sino que la ve como un castigo y una castración simbólica por parte de Martha. Cuando la mujer le ofrece láudano para calmarle el dolor, replica: mejor no, no vaya a ser que me quede dormido y aproveche usted para cortarme .... (elocuente pausa)... la otra pierna.
Anécdotas:
  • Al parecer el proyecto fue idea del propio Clint Eastwood, seducido por la novela en la que se basa el film. Tanto él como Don Siegel, el director, tuvieron que luchar para mantener el final que deseaban para la historia, frente a las presiones de la productora.
  • Según la IMDB, Siegel ha declarado que se trata de su favorita entre sus películas como director.
  • No obstante, la productora intentó lanzar el film como un western de acción y la taquilla no respondió al encontrarse ante algo muy distinto a lo anunciado por la publicidad.

Sobre el director:

Don Siegel (Chicago 1912 - California 1991) estudió en Inglaterra antes de comenzar una carrera como director de películas de serie B, entre las que probablemente la más recordada es la versión original de La invasión de los ultracuerpos. A partir de los años 60 se especializaría en los westerns y películas de acción que lo hicieron famoso, sobre todo los protagonizados por su actor fetiche, Clint Eastwood, como La jungla humana, Harry el sucio o Dos mulas y una mujer.

Enlaces:


IMDB

El criticón

Cinemascope

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