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28 febrero 2008

4 meses, 3 semanas y 2 días: más abortos clandestinos

4 luni, 3 saptamani si 2 zile. Rumanía, 2007.

Director y guionista: Cristian Mungiu

Intérpretes: Anamaria Marinca, Laura Vasiliu

Temáticas de interés: aborto

Sinopsis:

Otilia, una estudiante, intenta poner una excusa para no asistir al cumpleaños de la madre de su novio. La verdadera razón por la que no quiere ir es que esa noche debe ayudar a una amiga que va a interrumpir su embarazo, algo ilegal y peligroso en la Rumanía de los años 80.

Comentario:

En tiempos en los que el cine de autor se decanta cada vez más por un esteticismo un tanto vacuo y menos por el contenido, es muy de agradecer que 4 meses, 3 semanas y 2 días se atreva a poner sobre la mesa el espinoso tema del aborto, que la corrección política intenta evitar puesto que cualquier tratamiento que se lleve a cabo de este asunto molestará a unos u otros sectores sociales. Al igual que Un asunto de mujeres, el film se centra en las interrupciones del embarazo clandestinas, aunque cambiando la Francia ocupada por los nazis por la Rumanía de Ceaucescu. No resulta casual que todos los regímenes autoritarios, tanto religiosos como ateos, coincidan en condenar y perseguir el aborto con la excusa de proteger la vida humana que va a desarrollarse en el interior del cuerpo de la mujer embarazada; es bastante evidente el cinismo de esta preocupación por los no nacidos cuando dichos regímenes muestran un claro desprecio por los derechos humanos de los sí nacidos. La iglesia católica tampoco se queda atrás precisamente en doble moral tras haber mantenido a lo largo de toda su historia y hasta la actualidad un silencio cómplice en todos sus colegios y seminarios acerca de todo tipo de malos tratos y abusos a los niños por cuyos derechos tanto se desvive cuando están todavía en el vientre de su madre y por lo tanto le sirven para imponer una estricta moral sexual represora y limitar las libertades de la mujer. Está más que demostrado que la ilegalización sirve para muy poco a la hora de limitar el número de abortos, como demuestra el caso de los Países Bajos, uno de los estados con menor número de interrupciones del embarazo a pesar de que éstas se pueden llevar a cabo con toda libertad durante los primeros meses de gestación; si los obispos y demás sectores supuestamente antiabortistas quisieran realmente limitar el número de abortos no se opondrían a cualquier intento de dar a la población una educación sexual adecuada ni de promover el uso de anticonceptivos, dos métodos de evitar los embarazos no deseados bastante más efectivos que la represión sexual que pregonan.

La situación en la que se encuentran las mujeres con embarazos no deseados queda reflejada en todo su patetismo en el film: sin medios para viajar al extranjero y llevar a cabo allí su aborto como harán las chicas de buena familia adictas al régimen, la joven queda a expensas de un carnicero que no sólo no muestra ningún tipo de consideración por el sufrimiento de la chica, sino que se aprovecha de su desesperación para vejarla y conseguir finalmente beneficios sexuales en la escena más dura y tensa de la película. El film, que transcurre en tiempo real para dar mayor sensación de verosimilitud, consigue mostrar toda esta sordidez sin caer en el amarillismo ni complacer a quien la vea en busca de imágenes impactantes. La puesta en escena, de largos planos secuencia con cámara fija, no puede ser más sencilla, así como la narración, que carece de grandes discursos o conclusiones edificantes. Cristian Mungiu se limita a mostrar la tensión que vive la protagonista, Otilia, la mejor amiga de la chica que aborta, su inocencia y su posterior amargura por haber sido también humillada, que le provoca un rencor de consecuencias difíciles de prever en la relación con su novio, al que probablemente se imagina adoptando la misma postura fría e insensible del curandero, sobre todo tras oír los comentarios machistas tan cotidianos como repulsivos de sus familiares. El director parece considerar que las mujeres sólo pueden contar con la ayuda de otras mujeres; la película acaba siendo, a fin de cuentas, una historia de amistad.

Escenas destacadas:

  • El hombre que ayuda a las chicas con el aborto, en lugar de intentar tranquilizar a la joven embarazada, adopta una actitud prepotente; tras avasallar a las dos cándidas jovenes verbalmente, las chantajea con no llegar a cabo la interrupción del embarazo a menos que las dos tengan relaciones sexuales con él.




  • Otilia se ve obligada a aguantar durante varios exasperantes minutos las discusiones de la familia de su novio mientras espera con ansiedad a que pase el tiempo suficiente para que no sea descortés levantarse e ir a ver cómo se encuentra su amiga.
Anécdotas:

  • Uno de los títulos más importantes de 2007 para la crítica internacional, ganador de innumerables premios. El primero, la palma de oro a la mejor película del festival de Cannes, a la que siguieron, entre otros, los premios del cine europeo a la mejor película y director, así como nominaciones al globo de oro y César de mejor película en lengua extranjera. No obstante, no consiguió ser finalista al Oscar en esta categoría, una ausencia que provocó cierta polémica.
Sobre el director:

Cristian Mungiu nació en Lasi (Rumanía) en 1968. Estudió dirección de cine en la universidad y, tras dedicarse a otros trabajos, consiguió dirigir su primer largo, Occidente, en 2002. 4 meses, 3 semanas y 2 días, su segunda película, ha situado a la filmografía rumana, por primera vez en la historia, en el punto de mira de los cinéfilos.

Enlaces:

IMDB

Fanzine digital

Cinencuentro

29 septiembre 2007

Un asunto de mujeres: abortos clandestinos

Une affaire de femmes. Francia, 1988.

Director: Claude Chabrol

Guionista: Claude Chabrol y Colo Tavernier, basándose en la novela de Francis Szpiner

Intérpretes: Isabelle Huppert, François Cluzet, Nils Tavernier, Marie Trintignant

Temáticas de interés: Aborto

Sinopsis:

En la Francia del régimen de Vichy, colaboracionista con el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial, Marie ayuda a una de sus vecinas a realizar un aborto clandestino. Pronto se da cuenta del dinero que puede sacar dedicándose a esa actividad, inconsciente de los problemas que le puede acarrear con las nuevas autoridades del país.

Comentario:

La interrupción voluntaria del embarazo es uno de los temas más controvertidos que pueden existir y, por lo tanto, de los más difíciles de abordar por el cine. La mayor parte de las películas que lo han hecho han caído en el panfleto de escasa profundidad dramática, ya sea por parte del bando antiabortista, por lo general vinculado estrechamente al pensamiento religioso, con títulos como El derecho de nacer, o por los defensores de la libertad de la madre a elegir, donde tenemos un ejemplo relativamente reciente con El secreto de Vera Drake de Mike Leigh. En ambos casos los personajes que ayudan a la embarazada a abortar se muestran de forma terriblemente maniquea, o bien como malvados sin moral que sólo buscan el ánimo de lucro y que se complacen en destruir la familia y la sociedad, o bien como héroes con gran conciencia social que se ven perseguidos por fuerzas reaccionarias y represoras de moral hipócrita. La corrección política que impera en la actualidad prefiere evitar un tema que, se aborde como se aborde, siempre va a acabar molestando a unos o a otros, por lo que los tiempos en los que Liza Minnelli abortaba en Cabaret (1972) sin que su decisión fuera ensalzada, condenada ni subrayada en ningún sentido parecen muy lejanos.

Por lo tanto, tiene mucho mérito que Un asunto de mujeres sea de los pocos títulos que han puesto el tema sobre la mesa y lo hayan utilizado para plantear una historia muy rica dramáticamente en la que es difícil tomar partido. Resulta cínico que las autoridades filonazis del film consideren el aborto como un delito grave por ser un atentado contra la vida cuando ellos mandan a la gente a campos de exterminio a diestro y siniestro, un ejemplo extremo de la actitud de doble moral de muchos sectores sociales antiabortistas, que disfrazan de preocupación por la vida del feto lo que no es más que un afán de reprimir la libertad de las mujeres e imponer una rígida moral sexual. Pero por otro lado la comadrona que ayuda a las mujeres a llevar a cabo abortos clandestinos no es ninguna heroína feminista: contagiada de la miseria moral que reina en la Francia colaboracionista, se aprovecha de la situación para lucrarse a costa del drama de muchas mujeres que sufren embarazos no deseados. El personaje no es ningún monstruo y probablemente en otras circunstancias se habría comportado de otra manera, pero está claro que, aunque sea finalmente capturada y condenada por los nazis, la condición de víctima en la historia está reservada a aquéllas que tienen que llevar a cabo sus abortos de forma clandestina, sin la atención sanitaria adecuada y a expensas de usureros que sacan partido de su situación. Tampoco hay, por otra parte, otro verdugo además de la época histórica en la que transcurre la acción. En esta película tan poco complaciente, tal vez donde más se deje translucir la opción ideológica del director sea en la elección del título: la interrupción del embarazo es, efectivamente, un asunto de mujeres en el que cada embarazada debe tomar su propia decisión con la atención y la información adecuadas.

Escenas destacadas:
  • Una de las clientas de Marie le habla de su situación desesperada. Intenta sacar adelante a sus muchos hijos, a los que se ve incapaz de amar, y no puede soportar la idea de tener otro más. Marie escucha este testimonio con su habitual e inconsciente tranquilidad.

Anécdotas:

  • El film se inspira en la historia real de Marie-Louise Giraud, la última mujer condenada a muerte en Francia en 1942 bajo el régimen de Pétain.
  • Se trata de la segunda de las siete ocasiones en las que hasta ahora han trabajado juntos el director Claude Chabrol y la actriz Isabelle Huppert.

Sobre el director:

Claude Chabrol nace en París en 1930. Junto con François Truffaut, Jean-Luc Godard, Eric Rohmer y Alain Resnais, forma parte de la llamada nouvelle vague que va a revolucionar el celuloide francés de finales de los 60 y que sentará las bases del cine moderno en todo el mundo. Dentro de esta corriente, Chabrol llevará a cabo un muy particular cine negro especializado en diseccionar las neurosis y los conflictos personales y familiares de pequeñoburgueses que viven en ciudades de provincias, inspirándose muchas veces en historias que lee en la sección de sucesos de los periódicos. El sexo y el erotismo un tanto malsanos forman parte de los secretos que suelen esconder sus personajes.

Enlaces:

IMDB

El criticón

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