Gilda. USA, 1946
Director: Charles Vidor
Guionistas: Jo Eisinger y E.A. Allington
Intérpretes: Rita Hayworth, Glenn Ford, George Macready
Temáticas de interés: Promiscuidad, adulterio, exhibicionismo
Sinopsis:
Johnny Farrell, un buscavidas, conoce por azar a Ballin Mudson, un personaje importante de la mafia, que lo acoge entre sus empleados y protegidos. Johnny regenta uno de los casinos propiedad de Ballin, y todo va bien hasta que su jefe le anuncia de improviso su boda con Gilda, una cabaretera con la que nuestro hombre vivió una tormentosa historia en el pasado. La tensión entre los ex-amantes Johnny y Gilda, que se atraen casi tanto como se odian, dará lugar a un turbio triángulo.
Comentario:
Pocos críticos consideran a Gilda como una de las principales películas del cine clásico de Hollywood. No obstante, es una de las obras más recordadas y comentadas de esa época. Aunque hoy nos pueda parecer igual de ingenuo y acartonado que cualquier otro film de los años 40, lo cierto es que Gilda representa lo más lejos que la rígida censura de entonces permitía llegar en materia de erotismo.
El guión es una extraña mezcla de cine negro y melodrama cuyo eje es sin duda la malsana tensión sexual entre los tres protagonistas. En un triángulo que haría las delicias de los psicoanalistas más tradicionales, Johnny, un clásico exponente del complejo de Edipo, reprime su pasión por Gilda, esposa de Ballin, que supone para él una figura paterna; cuando Ballin tiene que fingir su muerte Johnny ve hecha realidad la fantasía edípica de eliminar al padre, ocupar su lugar, y casarse con la madre. No obstante, el sentimiento de culpa le impide consumar su matrimonio.
La otra lectura del film es que la misoginia que Johnny destila por todos sus poros sea en realidad una homosexualidad reprimida, que se ve parcialmente satisfecha con el estrecho lazo que éste mantiene con Ballin. De hecho, sus celos ante el compromiso del jefe con Gilda son evidentes; el gangster, por su parte, es probable que comparta estas tendencias, puesto que tampoco muestra ningún interés en su esposa; para él sólo es una propiedad y un símbolo más de su estatus de poder.
Insatisfecha por la poca atención de su marido, la mujer desarrolla un comportamiento exhibicionista y provocativo seduciendo a muchos hombres para sentirse deseada y provocar los celos de los dos únicos varones que no le hacen caso. Al desaparecer Ballin y casarse con Johnny, la situación de Gilda no cambia. La sexualidad agresiva de la esposa resulta difícil de afrontar para un marido infantil y poco seguro de su masculinidad; es entonces cuando ella extrema su conducta exhibicionista y lleva a cabo el intento de strip-tease más famoso de la historia del cine.
SPOILER: Una historia con tanto mar de fondo, gangsters, pilluelos, fulanas, adulterio, y demás aspectos contrarios a los valores defendidos por el código de censura vigente en ese momento sólo podía aceptarse mediante un final feliz redentor, en el que se descubre que Gilda en realidad no llegó a consumar ninguno de sus flirteos con otros hombres (de lo contrario, habría tenido que morir forzosamente, como todas las pecadoras del cine de la época). Al mostrar esta faceta de esposa dulce y abandonada, Johnny ya no se siente amenazado por su mujer y pueden consumar su relación y vivir felices.
Escenas destacadas:
Director: Charles Vidor
Guionistas: Jo Eisinger y E.A. Allington
Intérpretes: Rita Hayworth, Glenn Ford, George Macready
Temáticas de interés: Promiscuidad, adulterio, exhibicionismo
Sinopsis:
Johnny Farrell, un buscavidas, conoce por azar a Ballin Mudson, un personaje importante de la mafia, que lo acoge entre sus empleados y protegidos. Johnny regenta uno de los casinos propiedad de Ballin, y todo va bien hasta que su jefe le anuncia de improviso su boda con Gilda, una cabaretera con la que nuestro hombre vivió una tormentosa historia en el pasado. La tensión entre los ex-amantes Johnny y Gilda, que se atraen casi tanto como se odian, dará lugar a un turbio triángulo.
Comentario:
Pocos críticos consideran a Gilda como una de las principales películas del cine clásico de Hollywood. No obstante, es una de las obras más recordadas y comentadas de esa época. Aunque hoy nos pueda parecer igual de ingenuo y acartonado que cualquier otro film de los años 40, lo cierto es que Gilda representa lo más lejos que la rígida censura de entonces permitía llegar en materia de erotismo.
El guión es una extraña mezcla de cine negro y melodrama cuyo eje es sin duda la malsana tensión sexual entre los tres protagonistas. En un triángulo que haría las delicias de los psicoanalistas más tradicionales, Johnny, un clásico exponente del complejo de Edipo, reprime su pasión por Gilda, esposa de Ballin, que supone para él una figura paterna; cuando Ballin tiene que fingir su muerte Johnny ve hecha realidad la fantasía edípica de eliminar al padre, ocupar su lugar, y casarse con la madre. No obstante, el sentimiento de culpa le impide consumar su matrimonio.
La otra lectura del film es que la misoginia que Johnny destila por todos sus poros sea en realidad una homosexualidad reprimida, que se ve parcialmente satisfecha con el estrecho lazo que éste mantiene con Ballin. De hecho, sus celos ante el compromiso del jefe con Gilda son evidentes; el gangster, por su parte, es probable que comparta estas tendencias, puesto que tampoco muestra ningún interés en su esposa; para él sólo es una propiedad y un símbolo más de su estatus de poder.
Insatisfecha por la poca atención de su marido, la mujer desarrolla un comportamiento exhibicionista y provocativo seduciendo a muchos hombres para sentirse deseada y provocar los celos de los dos únicos varones que no le hacen caso. Al desaparecer Ballin y casarse con Johnny, la situación de Gilda no cambia. La sexualidad agresiva de la esposa resulta difícil de afrontar para un marido infantil y poco seguro de su masculinidad; es entonces cuando ella extrema su conducta exhibicionista y lleva a cabo el intento de strip-tease más famoso de la historia del cine.
SPOILER: Una historia con tanto mar de fondo, gangsters, pilluelos, fulanas, adulterio, y demás aspectos contrarios a los valores defendidos por el código de censura vigente en ese momento sólo podía aceptarse mediante un final feliz redentor, en el que se descubre que Gilda en realidad no llegó a consumar ninguno de sus flirteos con otros hombres (de lo contrario, habría tenido que morir forzosamente, como todas las pecadoras del cine de la época). Al mostrar esta faceta de esposa dulce y abandonada, Johnny ya no se siente amenazado por su mujer y pueden consumar su relación y vivir felices.
Escenas destacadas:
- Algunas de las réplicas de Gilda, de antología entre los mitómanos del glamour y de lo kitsch, como si fuera un rancho, me llamarían tierra de nadie o siempre estoy visible . Tampoco se quedan atrás los comentarios misóginos de Johnny Farrell, especialmente hay más mujeres que cualquier otra cosa en el mundo, excepto insectos.
- En rebeldía por la poca atención que le presta Johnny, Gilda actúa en el casino cantando de forma muy sensual, embutida en un mítico vestido de satén, el célebre Put the blame on Mame. Durante la actuación se quita los guantes, las joyas, y pide ayuda a los caballeros del público para continuar con el vestido; los esbirros de Johnny evitan que el strip-tease llegue a culminarse y la llevan ante el jefe, que le propina una todavía más famosa bofetada
- La película convirtió a Rita Hayworth en un mito erótico de un nivel sólo comparable al que más adelante alcanzarían Marylin Monroe, Rachel Welch, Kim Basinger o Sharon Stone. La forma tan sensual de bailar y desnudar su brazo era más transgresora en aquel momento que casi cualquier escena que podamos ver hoy en día.
- Tanto erotismo suscitó enormes iras en la España franquista. La película consiguió estrenarse a pesar de la prohibición de la iglesia, que amenazó con la excomunión a todos los parroquianos que fueran a verla. Con tanta polémica, corría además el bulo de que después de los guantes Gilda se quitaba el vestido, algo que en realidad no llega a ocurrir en el film.
Sobre el director:
Charles Vidor (Budapest 1900 - Viena 1959) ha pasado a la historia como el director de Gilda, a pesar de tener en su currículum más de treinta películas. Como a muchos otros artesanos de la etapa dorada de Hollywood, se le puede calificar de buen director de actores y correcto aunque discreto narrador. Sin duda fue quien más y mejor partido supo sacar a una de las estrellas de la época: su colaboración con Rita Hayworth se extendió también a Las modelos (1943) y Los amores de Carmen (1948). Ni él ni Rita volvieron a disfrutar de un éxito como Gilda, una obra que eclipsó con su fama a todos los que trabajaron en ella, especialmente a su director, pero que le permitió llevar una vida más tranquila y disminuir su ritmo de trabajo.
Enlaces:
http://spanish.imdb.com/title/tt0038559/
http://www.zonadvd.com/modules.php?name=Reviews&rop=showcontent&id=152
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