27 octubre 2006

Vértigo: Fetichismo victoriano

Vertigo. USA, 1958.

Director: Alfred Hitchcock

Guionistas: Alec Coppel y Samuel Taylor, basándose en la novela de Pierre Boileau y Thomas Narcejac.

Intérpretes: James Stewart, Kim Novak, Barbara Bel Geddes

Temáticas de interés: fetichismo

Sinopsis:

John Ferguson ha tenido que retirarse prematuramente de su trabajo como policía a causa de su miedo a las alturas. Un antiguo conocido le ofrece un curioso encargo como detective privado: seguir a su mujer, Madeleine, que muestra un comportamiento muy extraño. Se pasea sola durante horas por lugares relacionados con una antepasada suya que se suicidó, y lo más inquietante es que ella no conoce la historia de esta mujer con la que está obsesionada ni es consciente de lo que hace cuando desaparece por las tardes. Además, declara sentir una fuerza dentro de ella que le dice que su lugar está en el mundo de los muertos.

Comentario:

Vértigo es considerada hoy en día la obre cumbre de Hitchcock, precisamente por la misma condición de rareza que le impidió triunfar en su momento. Es una historia de fascinación por la muerte, llevada a cabo con una puesta en escena onírica y surreal, y que resulta todavía más bizarra al analizarla en detalle, aparte de que supone una violación soterrada de las convenciones morales y sexuales dictadas por el férreo Código Hays, las normas de censura que constriñeron la producción cinematográfica de Hollywood durante treinta años, y que en la época en que se estrenó esta película, en plena eclosión de los cines modernos europeos, empezaban ya a resultar rancias. Vértigo es uno de los films más analizados de la historia del cine en cuanto a la técnica narrativa empleada por Hitchcock, pero aquí nos vamos a centrar en la sexualidad fetichista que impregna toda la historia.

En una curiosa estructura simétrica, tenemos en primer lugar la historia de un fantasma que vuelve atraído por la obsesión de un personaje, Madeleine, que no tiene interés por el mundo de los vivos y que se deja poseer por un espíritu. Hasta ahí podríamos haber tenido un melodrama fantástico podríamos decir que convencional, dentro de lo transgresor que es siempre este género, en la línea de Jennie. Pero tras la muerte de esta mujer, de la que se enamoró durante el seguimiento que llevó a cabo como detective privado, John, igual que ella en vida, vive también fuertemente enlazado a un fantasma, el de la propia Madeleine, al que intenta revivir cuando conoce a Judy, de asombroso parecido con la muerta.

En el extraño triángulo que forman John, Madeleine y Judy, no es la atracción por la muerte el único aspecto que desafía la moral de Hollywood: a pesar de ser el héroe de la película, John se enamora de una mujer casada, con el agravante de haber sido contratado para vigilarla por el propio esposo engañado. Cuando ella se tira a la bahía de San Francisco en un intento de suicidio fallido, él la lleva a su apartamento, la desnuda y la acuesta, un comportamiento bastante chocante para una película comercial de esa época, en lugar de la mucho más decorosa opción de recurrir a su amiga Midge (Barbara Bel Geddes) para que lleve a cabo tan delicada tarea. Pero sobre todo, cuando más adelante John conoce a Judy, desarrolla una fijación fetichista por vestirla, peinarla y transformarla en la muerta: Hitchcock, además, se complace en compartir esta fascinación por cada detalle de la metamorfosis de Judy, con abundantes planos detalle de las ropas y partes del cuerpo de la mujer. Para entonces, además, la trama criminal de la película ya ha sido aclarada para el espectador, por lo que el interés de la historia se centra en satisfacer todos y cada uno de estos aspectos de esta pasión fetichista durante unos treinta minutos de metraje que suponen la cumbre de Hitchcock como erotómano.

Se suele hablar de necrofilia en Vertigo, pero realmente lo que suele excitar a los necrófilos es la absoluta inmovilidad de la otra persona, por lo que, si hay alguna escena necrófila en el film, sería el momento elidido en el que John desnuda a Madeleine, inconsciente tras haberse tirado a la bahía, y disfruta de la visión de su cuerpo. La historia trata más bien, sobre todo en la muy bizarra parte final, de la fijación fetichista por un físico y una ropa determinados, unos gustos que son los que probablemente hacen que a John sólo le resulten deseables un determinado tipo de mujeres y no su amiga Midge, con la que tiene una relación casta a pesar de que resulte evidente que ella está enamorada de él y que ambos se entienden bien, tienen mucho en común y podrían formar una buena pareja.

Escenas destacadas:

  • Madeleine contempla absorta el retrato de su antepasada en un museo. La cámara contempla sensualmente su nuca mientras mira el cuadro.
  • La nuca no es la única zona de la anatomía femenina que se observa con lupa fetichista: cuando John busca el vestido que transformará a Judy en Madeleine, hay un primer plano de los zapatos de tacón de una modelo que hubiera entusiasmado a Luis Buñuel.
  • Por fin, Judy se muestra ante John totalmente transformada en Madeleine. El reflejo de la luz de neón del edificio de enfrente proyecta una luz fantasmal sobre ella, haciéndola parecer realmente surgida de entre los muertos.

Anécdotas:

  • Pierre Boileau y Thomas Narcejac escribieron la novela D’entre les morts expresamente para Alfred Hitchcock cuando se enteraron del interés del maestro por su novela anterior, La que no existía. Otro genio del cine negro, Henri-Georges Clouzot, se había adelantado a la hora de comprar los derechos, convirtiendo la adaptación en la obra maestra Las diabólicas.
  • En el famoso libro que recoge las conversaciones entre Hitchcock y François Truffaut, el primero se muestra descontento con la elección de Kim Novak, al considerar que su evidente sensualidad resulta demasiado vulgar para el gusto del público. Truffaut responde sorprendido que ese tipo de actrices le encantan al público masculino, a lo que el maestro inglés replica sabiamente que las mujeres no soportan la vulgaridad en otra mujer, y que en las parejas son ellas las que, a la entrada del cine, deciden qué película se va a ver y, a la salida, si ha sido buena o no.
  • Se estrenó en el por entonces muy joven festival de cine de San Sebastián, obteniendo la Concha de Plata y el premio al mejor actor para James Stewart. A pesar de ser una de las películas más alabadas de la historia del cine hoy en día, en su momento no consiguió muchos más premios. Los Oscar la despacharon con un par de nominaciones en las categorías de sonido y dirección artística.
  • Su éxito de taquilla fue más bien escaso: la recaudación en Estados Unidos se quedó bastante por debajo del coste de la película.

Sobre el director:

Considerado casi oficialmente como el mejor director de la historia del cine, podríamos explicar de forma muy breve la importancia de Alfred Hitchcock (alrededores de Londres 1899 – Los Angeles 1980) centrándonos en que creó, fundiendo el cine negro con el melodrama psicológico, un género que no existía y que hoy resulta tan cotidiano como el thriller o película de suspense, y que fue un enorme revolucionario de la narrativa cinematográfica, consiguiendo integrar sus innovaciones en el cine más comercial y conjugar vanguardia y entretenimiento de una forma que nadie ha logrado antes ni después. Hitchcock es además un gran erotómano victoriano: producto de una cultura represora, el erotismo, que no se atreve a mostrar directamente prefiriendo llevarlo al terreno del fetiche, siempre va ligado en su cine al peligro y al pecado. Además del ensayo fetichista de Vertigo, llevó a cabo todo un psicodrama sexual freudiano como Marnie la ladrona, además de contar las peripecias de un asesino y violador en Frenesí.

Enlaces:

24 octubre 2006

Kadosh: Sexo sin placer para honrar a Dios

Kadosh. Israel - Francia, 1999.

Director: Amos Gitai

Guionistas: Eliette Abecassis y Amos Gitai.

Intérpretes: Yael Abecassis, Yoram Hattab, Meital Barda, Uri Klauzner

Temáticas de interés: represión

Sinopsis:

Rivka y Meir son un matrimonio del barrio ultraortodoxo de Jerusalén; se quieren pero no tienen hijos, por lo que según el rabino, máxima autoridad en la zona, Rivka debe repudiar a su mujer y escoger a otra con la que pueda tener descendencia. Por su parte, la hermana de Meir, Malka, se ve empujada a casarse con Yossef, un integrista religioso al que no ama.

Comentario:

Kadosh (sagrado) se adentra, mezclando la frialdad y sencillez propias del documental con el melodrama, en el mundo cerrado de los judíos ultraortodoxos. Este colectivo no trabaja ni tiene más actividad que rezar, estudiar el Talmud y los libros sagrados, y perpetuar tradiciones y ritos milenarios. Con tan poco contacto con la vida cotidiana, es fácil imaginar el grado de alienación y lavado de cerebro que los interminables debates teológicos producen en estos estudiosos. Esta comunidad, como cualquier otro grupo integrista de cualquier otra religión, es una secta regida por normas ancestrales en la que la obediencia a los líderes religiosos es ciega. Sólo en este contexto puede entenderse que Rivka, el marido de la protagonista, tenga que plantearse el abandonarla por estéril según la antigua ley judía.

La situación que plantea la película es extrema y poco habitual según sus detractores, que acusan al director, Amos Gitai, de sensacionalista y de dar una visión estereotipada y superficial de la comunidad ultraortodoxa. Es difícil saber a quien creer, pero al margen de que ciertos detalles concretos sean realistas o exagerados, Kadosh plantea y muestra que una de las bases principales de la sociedad teocrática es la profunda represión del instinto sexual. Desde esta visión del mundo y del hombre, el sexo es algo bajo que sólo alcanza cierta dignidad cuando su fin es la procreación dentro del matrimonio religioso, y aún entonces dejarse llevar por el placer o la sensualidad se contempla como un pecado.

Esta idea va unida a la degradación de la mujer, cuya virtud se reduce a preservar su virginidad antes del matrimonio, a avergonzarse y ocultarse durante la menstruación, y a encargarse de todas las tareas cotidianas que de otra manera apartarían a su marido del estudio y el rezo, las actividades nobles que a ellas les están vetadas. Las dos hermanas protagonistas de la película tienen diferentes puntos de vista ante tal escasez de oportunidades: una de ellas, más convencional, intenta amoldarse a lo que se espera de ella pero le es imposible al no tener hijos, mientras que la otra, más rompedora, quiere vivir su sexualidad de manera libre con un hombre de fuera de la comunidad, pero esto le supone romper con todo el mundo que conoce, por lo que en un principio accede al matrimonio que le imponen.

Escenas destacadas:

  • Malka tiene que demostrar su virginidad delante de una matrona antes del matrimonio.
  • Cuando llega la noche de bodas, Yossef se coloca encima de su esposa. Le levanta el camisón sin llegar a desnudarla, y apenas la toca mientras reza y lleva a cabo de forma fría y clínica una de las penetraciones menos eróticas de la historia del cine.

Anécdotas:

  • El coguionista y algunos de los actores de la película son profundamente religiosos, a pesar de lo cual colaboraron en un proyecto muy criticado en Israel por dar una visión supuestamente tendenciosa y simplona de los ultraortodoxos.
  • Se presentó en el festival de cine de Cannes de 1999. En Francia tuvo un discreto éxito en taquilla, con 150.000 espectadores. Ha sido estrenada en muchos países, aunque España no está entre ellos: en nuestro país sólo puede verse en DVD, donde se ha editado junto con otras películas de Amos Gitai.

Sobre el director:

Nacido en 1950 en Haifa, Israel, Amos Gitai es el director más conocido de ese país internacionalmente. Como suele ocurrir en estos casos, sus películas tienen un gran éxito en los festivales de cine del extranjero, mientras que en Israel se le acusa precisamente de hacer un cine de postal con un tratamiento muy plano de los problemas de su país. Pocas de sus películas se han podido ver en España, siendo Zona libre la última de ellas. Por este motivo, es difícil saber si el sexo o la represión sexual son temas habituales en su cine; sí parece serlo el conflicto entre el sionismo y el mundo árabe en películas como Kippur, la ya mencionada Zona libre, o su capítulo para la pésima película de episodios 11 de septiembre.

Enlaces:

http://spanish.imdb.com/title/tt0189630/

http://www.fueradecampo.cl/paraver/ciclos/kadosh.htm

10 octubre 2006

Lunas de hiel: amor y sexo (auto)destructivos

Bitter moon. Francia – Reino Unido, 1992


Director: Roman Polanski

Guionistas: Gérard Brach, John Brownjohn y Roman Polanski

Intérpretes: Peter Coyote, Emmanuelle Seigner, Hugh Grant, Kristin Scott Thomas

Temáticas de interés: Obsesión, sadomasoquismo

Sinopsis:

Nigel y Fiona, un matrimonio inglés en crisis, emprenden una segunda luna de miel en un crucero para intentar reflotar su relación. Nigel entra en contacto con una extraña pareja, Oscar y Mimi. Ella le provoca, con el beneplácito de su marido al parecer. Este último busca la compañía de Nigel para contarle su torturada historia de amor con Mimi.

Comentario:

Roman Polanski, director amante de las relaciones turbias, lleva a cabo en Lunas de hiel un viaje desde los cielos hasta los infiernos de la vida en pareja. El primer encuentro de Oscar y Mimi cumple con todos los clichés románticos: un autobús de París, un escritor americano amante de la vida bohemia, un hombre que ve sus fantasías eróticas hacerse realidad en una jovencita, y una chica que a su vez ve satisfecho otro típico sueño, el de ser musa de un artista mayor que ella, al que puede idolatrar y que la hace sentirse protegida.

Este habría sido el final feliz de cualquier película; sin embargo aquí es sólo el comienzo. ¿Qué pasa después de que el chico y la chica se conocen y se van a vivir juntos, en teoría para siempre? Pues si el sueño no es más que eso, un sueño, y si ninguno de los dos está realmente enamorado de la otra persona, sino sólo de la fantasía romántica que han proyectado sobre ella, el espejismo acabará rompiéndose y el sueño volvíéndose pesadilla. Oscar ha tenido probablemente otras Mimis en su vida, y la realidad es que la actual es sólo una más de ellas: como muchos artistas, es inmaduro, egocéntrico, se siente fracasado, y se desprecia a sí mismo. Y nada más fácil que volcar ese desprecio en Mimi, que también tiene la autoestima a ras de suelo. Prototipo de mujer débil y víctima, prefiere la comodidad de ser el objeto de deseo de un hombre más mayor a una relación más equilibrada en la que tenga que tomar decisiones y enfrentarse a la vida.

Tras el breve período de felicidad inicial de la pareja, empieza el aburrimiento, que al principio tratan de subsanar con nuevas fantasías eróticas cada vez más peligrosas, como humillar al otro o flirtear con un tercero delante de los demás. Oscar, más racional, intenta por todos los medios cortar la relación antes de que lleguen a hacerse daño de verdad. Pero Mimi ya ha desarrollado una dependencia patológica y, sin mostrar ninguna dignidad ni respeto hacia sí misma, está dispuesta a todo con tal de seguir con él, aún sabiendo que la relación no se basará en el amor sino en la humillación y el desprecio mutuos. Tan falto de personalidad y de amor propio como ella, él acepta el juego autodestructivo y se divierte sometiéndola a todo tipo de vejaciones hasta llegar a la que para ella es la peor de todas: abandonarla.

En lugar de olvidarse por fin de él, ella volverá cuando él esté enfermo para continuar con su enfermiza relación, aunque ahora cambiando los roles, porque ella pasa a ser la déspota, y quitándose cualquier careta: ambos han dejado ya de engañarse a sí mismos y asumen su morbosa dependencia de este (auto)destructivo juego. Hacer daño al otro y al mismo tiempo a sí mismos es el objetivo de sus vidas.

Lunas de hiel dramatiza llevando hasta los extremos más bizarros un proceso degenerativo que, en mayor o menor medida, sí puede darse en algunas o en muchas parejas. Oscar y Mimi son un peligroso espejo de aviso para el otro matrimonio en crisis, Nigel y Fiona, aunque ellos, más civilizados y burgueses, probablemente nunca llegarán a cruzar ciertas barreras. No obstante, la película, y ese sea probablemente su principal fallo, profundiza muy poco en la relación entre ellos, resulta muy evidente que están ahí porque Oscar necesita un espectador a quien contar su historia. El mayor mérito de este interesante film, no obstante, es su condición de caramelo envenenado, puesto que cuenta una dura historia de degradación de forma amena y más bien propia de un cine de contenidos más superficiales.


Escenas destacadas:

  • Cuando comienza el hastío en su relación, Oscar y Mimi experimentan nuevas prácticas sexuales. Podemos ver como él se disfraza de cerdo y ella se viste de cuero con látigo incluido.
  • La puerta de estas nuevas fantasías es una lluvia dorada que no podemos ver, sólo escuchar de labios de Oscar.
  • Mimi visita a Oscar en el hospital, aparentemente para reconciliarse con él. Sin embargo lo ataca tirándolo de la cama y postrándolo irreversiblemente en una silla de ruedas.


Anécdotas:

  • España fue el país donde, en términos relativos, funcionó mejor la película económicamente. La acogida del público fue también razonablemente buena en Francia, más discreta en Alemania, y fría en el Reino Unido y Estados Unidos. En este último país, Polanski tiene una causa pendiente con la justicia por abusos a una menor, por lo que evidentemente no pudo hacer promoción del film.
  • La protagonista, Emmanuelle Seigner, es la esposa del director. Ya habían trabajado juntos en Frenético, y repetirían colaboración en La novena puerta.


Sobre el director:

Roman Polanski nace en París hijo de inmigrantes judíos polacos. Durante su infancia su familia vuelve a Polonia, donde el pequeño Roman vivirá la ocupación nazi, la persecución a los judios y el exterminio de su madre y varios miembros de su familia en los campos de concentración. Durante su juventud, la situación en su país, ocupado por los soviéticos, tampoco es muy halagüeña: su primera película, El cuchillo en el agua, resulta muy duramente acogida por el gobierno títere de Moscú, obligándole en la práctica a exiliarse en occidente, donde llevará a cabo sus siguientes obras. Toda su filmografía tiene un marcado tono morboso y voyeurístico, aunque esta sensualidad suele tener poco de complaciente. Los juegos fetichistas ambientados en escenarios aislados del exterior y con pocos personajes son habituales en su filmografía, con títulos como El cuchillo en el agua, Callejón sin salida, la presente Lunas de hiel o La muerte y la doncella.

Enlaces:

http://spanish.imdb.com/name/nm0000591/
http://spauld.blogspot.com/2005/08/ustedes-lo-han-querido-lunas-de-hiel.html
http://www.tiendacine.com/lunas_de_hiel~pelicula~3404.html

05 octubre 2006

Suavemente me mata: Puesta al día de Barbazul

Killing me softly. USA, 2002

Director: Chen Kaige

Guionista: Kara Lindstrom, basándose en la novela de Nicci French

Intérpretes: Heather Graham, Joseph Fiennes, Natascha McElhone

Temáticas de interés: Crimen sexual, sexo esporádico

Sinopsis:

Alice, una joven con una exitosa carrera profesional y una relación estable con su pareja, liga con un desconocido en la calle. Casi sin mediar palabra, mantienen relaciones sexuales en el piso de él; dejándose llevar por un flechazo, Alice rompe con su novio y se casa con Adam, el atractivo semidesconocido. Pero su marido se muestra reservado y una vaga amenaza aparece en la vida de la joven esposa; ¿qué secreto esconde el pasado de Adam? ¿Por qué varias personas que lo conocen la previenen en su contra?

Comentario:

La forma más habitual de tratar el erotismo en el cine comercial de Hollywood es asociándolo con peligro y muerte en un subgénero conocido como thriller erótico, en el cual Atracción fatal fue la película que abrió el camino y marcó las pautas, e Instinto básico su obra cumbre. Este tipo de films suelen premiar el matrimonio y la monogamia, y condenar a los descarriados que practican sexo esporádico con desconocidos, o que son infieles, a vicisitudes y acosos, cuando no a la muerte. Suavemente me mata juega con los mismos elementos, pero llega a cuestionárselos y a plantearse como una reflexión sobre un género poniendo sus cartas boca arriba.

Nuestra protagonista parece una buena chica: es guapa con una belleza dulce y sexualmente poco agresiva, tiene una pareja estable, y un buen trabajo al que parece dedicarse con vocación y competencia, el perfecto personaje de película de gran estudio de Hollywood. Pero hete aquí que, para nuestra sorpresa, la heroína hace lo que jamás deben hacer las niñas buenas: ligar con un desconocido e irse a su casa. Este encuentro es decisivo para Alice, que no se ve capaz de continuar su monótona relación con su novio y prefiere la aventura y el riesgo que supone su nueva conquista, a quien prácticamente no conoce, a la estabilidad que tenía con su pareja.

Así pues, Alice da la campanada y se casa con el reservado Adam, un montañero que le descubre un mundo de aventureros y deportistas que a su nueva esposa le resulta un tanto hostil. Ella tiene además sus dudas sobre el marido, y ahí es donde la película se apoya descaradamente en el famoso cuento Barbazul de Perrault, otra historia sobre una joven inexperta casada con un hombre con un pasado lleno de secretos y de mujeres. Igual que Barbazul, Adam tiene un lugar en casa cerrado con llave en el que Alice no puede entrar, y donde podrían encontrarse, como en el cuento, si no los cadáveres de sus novias anteriores, sí las pruebas que lo relacionan con las misteriosas desapariciones de estas mujeres.

Hasta aquí parece que nos movemos en un sendero trillado de telefilm; la chica que, por irse por el mal camino y dejarse dominar por su impulso sexual, sufre el acoso de un psicópata pudiendo convertirse en su siguiente víctima. Pero el interés de Suavemente me mata radica en que su intriga es más psicológica y se basa más bien en si eso es lo que está ocurriendo realmente, o si se trata sólo de una paranoia producida por el sentido de culpa de Alice, que, al igual que los espectadores acostumbrados a los parámetros conservadores del cine comercial, cree que eso precisamente es lo que le tiene que ocurrir por haber sido mala y haber roto una relación de más tiempo por otra basada en el sexo. Como la esposa de Barbazul, es una mujer insegura y temerosa de su sexualidad que, por no confiar en sí misma, es aún menos capaz de confiar en su marido; con un comportamiento muy semejante al de los celosos obsesivos, prefiere espiar e indagar en vez de hablar francamente con Adam. Seguir alimentando esas sospechas acabará poniendo en peligro su matrimonio y su propia vida. La solución no puede radicar en que ella sola descubra nada, sino en mostrar confianza para que su marido se abra y le cuente lo que oculta.

Escenas destacadas:

  • Las manos de Alice y Adam se tocan cuando ambos pulsan el botón para que el semáforo cambie a verde. Se miran y se gustan de inmediato; una elipsis nos los muestra a continuación en el piso de él en la cama.
  • Tras una discusión, Adam ata con lazos suaves a Alice a la mesa y la penetra mientras la tiene a su merced, apretándole y aflojándole las ataduras, asfixiándola por momentos, lo que incrementa el placer sexual de ella.

Anécdotas:

  • La película toma el título de la novela en la que se basa, que en español se tradujo como Un amor dulce y peligroso. No obstante, el original Killing me softly es el nombre de un famoso tema de Roberta Flack, que conoció a su vez otras versiones, una de bastante éxito interpretada por los Fugees. No obstante, la canción no aparece en la película ni hay referencias a ella.

Sobre el director:

Chen Kaige nació en Beijing en 1952. Cuando a principios de los años 90 el director Zhang Yimou descubre el nuevo cine chino a los espectadores occidentales, Kaige se convierte en el segundo cineasta de ese país más conocido entre nosotros gracias a su quinto film, Adiós a mi concubina, premiado con el máximo galardón en el festival de Cannes de 1993. Desde entonces se convierte en una figura habitual en los festivales internacionales aunque sin repetir nunca el mismo éxito. Suavemente me mata ha sido hasta el momento su única incursión en el cine de Hollywood, y la última de sus obras que consiguió estrenarse en nuestro país. También es su única película con un marcado componente erótico, lo cual no es de extrañar cuando el resto de su filmografía se ha rodado en un país que sufre una férrea censura.

Enlaces:

http://spanish.imdb.com/title/tt0250468/

http://dvd.wanadoo.es/dvds/s/suavemente-me-mata.html

http://www.labutaca.net/films/8/suavementememata1.htm

01 octubre 2006

Sexo, mentiras y cintas de video: Chico (voyeur) conoce a chica (frígida)

sex, lies and videotape. USA, 1989.

Director: Steven Soderbergh

Guionista: Steven Soderbergh

Intérpretes: James Spader, Andie MacDowell, Peter Gallagher, Laura San Giacomo

Temáticas de interés: Represión, adulterio, fetichismo

Sinopsis:

Ann, un ama de casa, visita al psiquiatra para intentar curar su aversión al sexo. Su marido, John, palia la abstinencia sexual en su matrimonio engañando a Ann con su hermana Cynthia. Por otra parte, John se reencuentra con un antiguo amigo, Graham. Graham también tiene sus problemas: es impotente y sólo obtiene placer viendo cintas de video de mujeres que relatan sus experiencias sexuales.

Comentario:

Ann es una mujer educada a la antigua. Ve el sexo como algo sucio y como una obligación en la vida conyugal, no como un placer; buena parte de culpa de esta visión de las cosas la tiene su marido, a quien le gusta tener a su mujercita dócil, frígida, y por lo tanto respetable, en casa, y a su amante fuera. John es egoísta y no se preocupa por lograr que Ann goce del sexo.

Graham, por su parte, también sufre un bloqueo sexual; las mujeres le asustan y es impotente frente a ellas, sólo puede liberarse cuando él maneja la situación desde detrás de la cámara de video, él hace las preguntas y ellas se limitan a contestar.

Ann y Graham están en condiciones de ayudarse mutuamente, puesto que entre ellos no puede haber tensión sexual. Ambos improvisan una terapia, en primer lugar hablando de forma abierta sobre sus problemas, y luego grabando una cinta de video que va a ser diferente a las otras. Lógicamente la liberación de ella pasa por la ruptura con su marido, y la liberación de él por aceptar a una mujer que no se limite a asumir el papel de entrevistada que sólo responde preguntas.

Fuera esa la intención del director o no, Sexo, mentiras y cintas de video era una película muy a contracorriente en su momento, que se interpretó como una parábola de la represión sexual en la era del SIDA y del reaganismo, además de ser una de las primeras películas en abordar el fetichismo tecnológico, a través del personaje de Graham, que sólo encuentra placer sexual en la cámara de video.

Escenas destacadas:
  • Ann queda para comer con Graham. A pesar de ser dos perfectos desconocidos, surge entre ellos una extraña intimidad: Ann le habla de su rechazo al sexo y Graham de su impotencia. No obstante, él le recomienda no hacer caso de sus consejos ni de los de nadie a quien no conozca de verdad, es decir, con quien no se haya acostado.
  • Solo en casa, Graham se masturba viendo las confesiones sexuales de mujeres a las que ha grabado en video. Estas mujeres responden a un cuestionario con preguntas como cuándo tuviste tu primera experiencia sexual, o cuál ha sido el lugar más extraño en el que te has masturbado.
  • A petición propia, Ann se ofrece a grabar una de las cintas de video de Graham. No obstante, durante la grabación ella se revela y toma las riendas: coge la cámara y se dispone a grabar la confesión de su asustado interlocutor.


Anécdotas:

  • Inesperada ganadora de la palma de oro (el máximo premio) en el festival de Cannes de 1989. James Spader también obtuvo el galardón de mejor actor en el mismo certamen.
  • Nominada al oscar en la categoría de mejor guión original.
  • La película se convirtió en todo un fenómeno sociológico de unas dimensiones probablemente jamás soñadas por sus artífices. Se convirtió en el buque insignia y la avanzadilla de un importante resurgir del cine independiente, abriendo camino a muchos otros jóvenes directores desconocidos y suscitando el interés por las historias pequeñas y, como se las empezaría a llamar más tarde, minimalistas. Su descriptivo título fue imitado hasta la saciedad.
  • Fue el primer éxito relativamente importante surgido del festival de Sundance, que hasta entonces era un certamen prácticamente desconocido. A raíz de Sexo, mentiras y cintas de video el número de periodistas que cubrían el certamen, y el número de estrellas que lo visitaban, creció exponencialmente.

Sobre el director:

Nacido en 1963 en Atlanta, Steven Soderbergh es responsable de una irregular carrera llena de éxitos, también de fracasos, de cine comercial y también de películas sin grandes pretensiones. Tras el boom de su primer film, Sexo, mentiras y cintas de video, su carrera derivó por una serie de películas poco logradas. No obstante, logró hacer contactos importantes en Hollywood, como George Clooney o Julia Roberts, que le permitirían resurgir con Erin Brockovich y con Traffic (ambas de 2000); esta última le valió el Oscar a mejor director. Actualmente es un nombre con peso en los grandes estudios y se dedica, además de dirigir, a producir películas de otros. El sexo y el erotismo no han tenido apenas cabida en su filmografía después de su opera prima, a la que se puede considerar como una rareza en su carrera.

Enlaces:

http://spanish.imdb.com/title/tt0098724/
http://tiendacine.terra.es/index.aspx?pg=articulo&Ar=3847&peli=sexo,_mentiras_y_cintas_de_video