24 febrero 2009

Desayuno con diamantes: joyas, dulzura y prostitución

Breakfast at Tiffany's. USA, 1961.

Director: Blake Edwards

Guionista: George Axelrod, a partir de la novela de Truman Capote

Intérpretes: Audrey Hepburn, George Peppard, Patricia Neal, Martin Balsam

Temáticas de interés: prostitución

Sinopsis:

Paul Varjak, un joven con vocación de escritor, se gana la vida mantenido por la esposa de un hombre rico, que le propone trasladarse a Nueva York. Nada más llegar se ve introducido en el torbellino de la vida de su arrolladora vecina, Holly Golighty, una buscavidas aspirante a actriz tan alocada como tierna.

Comentario:

Desayuno con diamantes se inspira en una novela corta en la que Truman Capote mezclaba hábilmente el romanticismo con unos toques ácidos no muy aptos para el Hollywood de la época. El reto del que el director Blake Edwards salío más que airoso era el conseguir un producto asimilable para la todavía poderosa censura de aquel entonces sin desvirtuar el rico material del relato. Para conseguirlo optó por un tratamiento de alta comedia sofisticada a la medida de Audrey Hepburn, una Holly Golighty sin los toques arrabaleros del personaje literario, arropada por la famosa música de Henry Mancini y por una Nueva York colorista y casi pop; este envoltorio dulcifica pero no elimina los aspectos crudos de la historia de una chica que flirtea con el mundo del hampa y que vive al borde de la prostitución.

Es frecuente leer que esta película trata sobre una prostituta de lujo. Holly no recibe llamadas de clientes, pero vive de noche, no tiene ninguna ocupación conocida y desde luego utiliza sus encantos para rodearse de hombres ricos que pagan sus gastos a cambio de la promesa de un encuentro sexual que ella en el último momento esquiva con menor o mayor habilidad, mientras sueña con casarse con un millonario lo más tonto posible. Es un personaje perfecto para ilustrar un debate sobre donde acaba la mujer arribista y donde empieza la prostituta; buena parte del interés de Holly es lo imprevisible y azaroso de su futuro, algo de lo que ella es perfectamente consciente: se mueve en una delgada línea entre el todo y la nada, ser un modelo de femineidad y éxito social o caer en la más sórdida marginación.

Desayuno con diamantes es la historia de la fascinación que esta chica ejerce sobre todo el mundo, pero en particular sobre su vecino, un joven aspirante a escritor para el que el torbellino de Holly agita e ilumina su visión intelectualoide y pesimista de las cosas. La película embellece y heterosexualiza a un personaje que en la novela, narrada en primera persona, era un evidente alter ego del propio Capote, y lo transforma en un muy guapo enamorado. Pero introduce un elemento que no estaba presente en la novela: Paul, el escritor, vive de las mujeres al igual que Holly de los hombres. Además, se presenta como un personaje pasivo que acepta ser utilizado por la chica, que incluso le cambia de nombre para ponerle el de su hermano, y su masculinidad se pone en entredicho en matices como ser llamado baby por otro hombre, el agente de Holly, o entrar con uno de los pretendientes de esta en un cuarto de baño, una situación cuyo potencial homosexual no habría sido eludido en una película de hoy. Por eso no deja de resultar un poco chirriante que el personaje se aparte de esta tradición en la comedia del hombre sumiso frente a la mujer carismática tipo La fiera de mi niña y que adopte hacia el final de la historia una pose dominante y convencional.

El mérito incuestionable de Desayuno con diamantes es haber colado ante la censura de la época una historia de amor entre dos personajes que viven en cierta manera de la prostitución, tomar un relato agridulce sobre un personaje a la vez frívolo, tierno y cruel que busca su lugar en un mundo complicado, y convertirlo, sin desvirtuarlo, en una comedia romántica. El encanto de Audrey Hepburn es una pieza clave en este éxito, y también lo es el salpicar la historia con insertos muy del gusto de Blake Edwards, como la secuencia de una extravagante fiesta, todo un ensayo de una obra posterior del director, El guateque.

Escenas destacadas:
  • Su interesante vecina se presenta a Paul explicándole que su gato no tendrá nombre mientras su dueña no consiga estabilizarse en su vida y encontrar un sitio en el que se encuentre tan a gusto como en la joyería Tiffany & Co.
  • Holly interrumpe, a la vez que inspira, el trabajo de su vecino cantando con su guitarra en una típica escalera de incendios neoyorquina uno de los temas más famosos de la historia del cine, Moon river de Henry Mancini.
  • Paul y Holly se embarcan en una amarga discusión en la que la joven, borracha, le pide que acepte su dinero ya que está acostumbrado a que lo mantengan las mujeres. Él, cortante, le responde que se lo ahorre porque su poco atractivo pretendiente es una forma muy dura de ganárselo. Ella replica de forma fulminante: se tarda exactamente cuatro segundos en ir de aquí a la puerta. Te doy dos.


Anécdotas:
  • Al importante éxito de taquilla alcanzado por el film, se sumaron dos Oscar a la mejor banda sonora y mejor canción para Henry Mancini, y otras tres nominaciones: mejor actriz, guión adaptado y dirección artística.
  • Al parecer, Mancini compuso Moon river a propósito para que pudiera ser cantado por Audrey Hepburn, que carecía de formación musical. Un ejecutivo propuso cortar la secuencia en la que se canta esa canción tan tonta, a lo que Hepburn respondió que por encima de su cadáver.
  • Por lo visto Truman Capote siempre pensó en Marilyn Monroe para el papel de Holly Golighty, pero el famoso profesor de actores Lee Strasberg le recomendó a la actriz que no lo aceptara. Curiosamente, Audrey Hepburn no se veía en el papel y consideraba el haber sido elegida como un error de casting.
Sobre el director:

Blake Edwards (Oklahoma, 1922) trabaja como actor y guionista antes de convertirse en uno de los principales artesanos de Hollywood durante los años 60. Tras éxitos como Desayuno con diamantes y Días de vino y rosas, sus enfrentamientos con los estudios debilitan su carrera, que no vivirá un nuevo esplendor hasta comienzos de los años 80 con 10 la mujer perfecta y Victor o Victoria, su única nominación al Oscar. En las comedias sofisticadas que le hicieron famoso abundan los equívocos sexuales y los planteamientos sobre cuestiones de roles de género.

Enlaces:

IMDB

Wikipedia

Aula de cine

16 comentarios:

Mar dijo...

Es un mito. Cuando vi la película por primera vez, de chavalina, quería ser Holly Golighty. Comerme un croissant delante de Tiffany´s, sin una mancha ni pelillo suelto del peinado, después de una noche loca. Nada de ojeras, ni mala cara ni resaquilla molesta. Una chica de "vida alegre",pero todo glamour. Es que se veía tan sencillo, en la pantalla.

Cordiales saludos.

JuanRa Diablo dijo...

Muchas de las mejores fotos que he visto de Audrey Hepburn pertenecen a esta película.
En algún lugar leí que esa cancion de Moon River la había compuesto la misma Audrey. Ahora dudo que esto sea así si el Oscar fue para Mancini.
He visto bastantes de los trabajos que hizo Blake Edwards. Victor o Victoria es una de las mejores comedias musicales que he visto. Y recuerdo comedias como El guateque o Cita a ciegas que en su tiempo me divirtieron mucho

Dillinger is dead dijo...

Moon river fue compuesta para que la cantara Audrey Hepburn, pero no por Audrey Hepburn.

Para mí esta película es muy especial también, de adolescente me conmovió enormemente lo agridulce de la novela de Capote. Tardé años en poder ver la película y, a pesar de ser diferente a la novela, tiene el mismo encanto y la misma melancolía.

Escribiendo el post pensé en el nivel de muchas películas de Blake Edwards. A ver si puedo repasar 10 o Victor o Victoria, que las vi hace muchos años, porque darían juego para comentar aquí.

Saludos y gracias por los comentarios.

Anónimo dijo...

Excelente crítica, pero... ¿no es "arribista"?
Saludos.

Dillinger is dead dijo...

Dios, que vergüenza. Ya lo he cambiado, gracias Martin. Voy a dar una excusa pedante a ver si cuela: el verbo arrive, arriver, arrivare se escribe con v en todas las lenguas menos la nuestra.

Mar dijo...

Me acabo de acordar (bueno, anoche) de Irma, la dulce. Otra película de prostitución suavizada por el tono de comedia (Billy Wilder tampoco tiene desperdicio).

Saludos de nuevo.

Dillinger is dead dijo...

Irma la dulce en principio tendría todos los boletos para ser comentada aquí pero la verdad es que no guardo buen recuerdo. La televisión la emitía sin respetar el formato, convirtiendo a Jack Lemmon y Shirley MacLaine en fideos cabezones; además se veía como una película mutilada en muchos sentidos, no sólo por la censura sino también por ser un musical sin canciones. Pero tendría que volverla a ver.

Anónimo dijo...

hola
enhorabuena por la pagina, me gusta mucho.
escribo para hacerte una sujerencia, la pelicula de -lila dice- de Ziad Doueiri
no es nada conocida y es una pelicula preciosa sobre el despertar de dos adolescentes

Dillinger is dead dijo...

Hola, amigo anónimo.

Me acuerdo vagamente de Lila dice; es cierto que no tuvo éxito en su estreno. La recuerdo como una película curiosa pero tampoco me marcó.

Muchas gracias por tu comentario.

Roberto dijo...

Me ha encantado especialmente este post. La verdad es que no soy muy sensiblero pero esta película consigió emocionarme como pocas.

Pero tengo una duda, no entendí muy bién algo que Audrey Hepburn le comenta en una confesión respecto a ir al lavabo con caballeros a cambio de dinero o algo por el estilo. Ni recuerdo muy bién qué le cuenta pero no sabía si entender que prestaba (vendía) favores sexuales, y ahora comentas que no llega a prostituirse abiertamente. ¿De que hablaba?

Un saludo.

Dillinger is dead dijo...

Robe, me pasa con esta película exactamente lo mismo que a ti. Generalmente me irrita cuando en Hollywood se ponen románticos, pero esta película me llega y me enternece como pocas.

Holly sale con caballeros que se supone que la invitan a cenar y le dan propinas, en particular 50 dólares cuando les dice que tiene que ir al lavabo de señoras; no sé muy bien la causa de que una señorita necesite dinero para ir al lavabo, tal vez en los sitios elegantes hubiera personal a la entrada de los servicios al que luego hubiera que darle propina (esto sigue ocurriendo hoy en día en algunas discotecas de Londres, por ejemplo). El caso es que, evidentemente, estos señores esperan acostarse con Holly al final de la noche y se enfadan cuando ella les da calabazas. De hecho la película empieza con un señor aporreando la puerta de su apartamento esperando ser pagado por todos los favores que le ha hecho a la chica; es uno de los que Holly llama "canallas" o "supercanallas".

Holly sería lo que se llama en inglés una "escort", una prostituta que no sólo ofrece un servicio sexual sino compañía para cenar, irse de copas, etc., lo que aquí antes se conocía por "señorita de compañía". El o la scort se sitúan en una delgada tierra de nadie entre la prostitución y una cita normal. Michelle Pfeiffer en Los fabulosos Baker Boys tenía la misma ocupación.

Roberto dijo...

Totalmente cierto. He repasado algunos diálogos y me he dado cuenta de que, cuando por ejemplo hecha cuentas con el de la carcel de sus ingresos , "50$ por ir al tocador", yo interpretaba que era por ir al tocador con el caballero. Que mente la mía.

Aunque no de primera mano el tema de las escort lo conocía incluso de chicas no "profesionales" que se pagan así la universidad, con una o dos citas o compañias a actos públicos y demás, y lo que surja después.

Un saludo.

Anónimo dijo...

NO ME GUSTAN LAS PELICULAS EN LAS QUE LA VISION DE LA PROSTITUCION ES SUAVE. SE DE PROSTITUTAS A LAS QUE NO LES HACE LA MAS MINIMA GRACIA SERLO. PARA QUE VENGA ALGUN DIRECTOR LISTILLO A TOMARSE EL TEMA A LA LIGERA

David Cotos dijo...

La película nos muestra una Audrey encantadora, en si es un drama la historia que se nos muestra.

Angelica dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Angelica dijo...

Me interesa ver constantemente diferentes películas o leer diversas novelas. Por eso cuando no arreglo nada para hacer, disfruto de quedarme en los apartamentos buenos aires leyendo a un interesante autor, que en general obtengo de recomendaciones de mis allegados