Director: Nagisa Oshima
Guionistas: Nagisa Oshima y Jean-Claude Carrière
Intérpretes: Charlotte Rampling, Anthony Higgins
Temáticas de interés: zoofilia, amor libre
Sinopsis:
Comentario:
Suele decirse que toda práctica sexual es respetable entre adultos que consienten libremente. Este dicho condena explícitamente la pederastia pero deja al margen de la cuestión el sexo con animales; entre humanos aceptamos que la libertad sexual es uno de los derechos de la persona, pero ¿puede decirse que un animal tiene libertad sexual? ¿La sexualidad animal va mas allá del puro instinto? ¿Es maltrato tener relaciones sexuales con un animal? ¿Podría ser más aceptable el sexo con unas especies que con otras? El concepto de que los animales tengan derechos es muy reciente; hace muy poco que en nuestro país se ha penalizado el maltrato animal per se, sin considerarlo como daños a la propiedad de otra persona. Hoy en día (si entre nuestros lectores hay alguien que sepa más del tema, que nos informe) el cine pornográfico zoofílico se mueve en un vacío legal: no está regulado pero tampoco prohibido, a diferencia de prácticas como las peleas de perros o gallos, que sí se consideran maltrato.
En cuanto al cine no porno, este tabú de la zoofilia ha sido abordado en algunas películas, como la sórdida Caniche de Bigas Luna, o en clave de humor en uno de los episodios de Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el sexo pero nunca se atrevió a preguntar de Woody Allen, pero sin duda Max mi amor brilla con luz propia en este peculiar subgénero por llevar a cabo un tratamiento del tema carente de morbo y de sensacionalismo, lo cual le confiere un marcado tono surreal. Paseando por el zoo, Margaret conoce a Max, un chimpancé, y un amor a primera vista surge entre ellos, o al menos Margaret está convencida de que es así. Los chimpancés son nuestros parientes más próximos: son muy inteligentes, capaces de entender el lenguaje, de dar respuestas elementales y de mostrar distintos estados de ánimo ante diferentes personas, en función del trato que reciben de ellas. Según los científicos, son tan inteligentes como un niño de corta edad; ¿Margaret delira o realmente Max está enamorado de ella? ¿Este amor es incorrecto en sí mismo o solamente resulta problemático debido a la reacción en contra de la sociedad?
Estas preguntas se las hace Peter, el comprensivo marido de Margaret, que representa el punto de vista de la lógica y del espectador, pero que a lo largo de la película va asumiendo como normal la relación entre la mujer y el chimpancé. Peter y Margaret son una pareja abierta que se quieren respetando la libertad del otro para tener aventuras y amantes, sin ocultarse, salvo el caso particular de Max, sus relaciones extramaritales. Para no perder a su mujer, Peter accede a que el chimpancé se instale en su casa; para ella y el hijo de la pareja, se convierte rápidamente en un miembro más de la familia. Peter no es tan tolerante al principio con esta relación y se muestra celoso al ver el vínculo tan especial que une a Max con Margaret: esta vez no se trata de una aventura sino de algo más profundo. La película, enormemente chocante por la naturalidad con la que se nos muestra esta situación, narra el proceso por el que Peter, y con él el espectador, acepta que su matrimonio se transforme en un menage à trois al margen de los prejuicios sociales y de las fronteras entre especies. Max mi amor viene a ser todo un alegato en contra de los convencionalismos y a favor de la libertad y la diversidad.
Escenas destacadas:
- Max, el chimpancé, revela con sus ruidos su presencia a los invitados de Peter y Margaret, que se muestran curiosos por conocerle. Llevado a la mesa donde los humanos están cenando, Max empieza a mostrarse cariñoso con Margaret de una forma muy chocante para el resto de los presentes.
- Intrigado por qué tipo de sexo tienen Max y su mujer, Peter contrata a una prostituta para que mantenga relaciones con el chimpancé. Sin embargo, Max la rechaza: sólo quiere a Margaret.
Anécdotas:
- El coguionista, Jean-Claude Carrière, fue el colaborador habitual de Luis Buñuel en la mayor parte de sus películas. También el productor, Serge Silberman, solía trabajar con Buñuel, por lo que no es de extrañar el marcado tono surrealista de muchas secuencias del film.
- La española Victoria Abril interpreta el papel de la sirvienta del matrimonio, a la que el simio le produce alergia.
- Concursó en el festival de Cannes de 1986.
Nagisa Oshima (Kyoto, 1932 - ) es uno de los principales nombres del nuevo cine japonés que se desarrolló durante los años 60 y que, frente al humanismo de los clásicos del cine nipón, como Kurosawa, Ozu y Mizoguchi, analizaba las contradicciones del Japón posterior a la segunda guerra mundial. Oshima ha alternado proyectos en su país, no sólo en el cine sino también en la televisión, con producciones internacionales, como la que nos ocupa. Su film más conocido en occidente es El imperio de los sentidos (1976), que gira también en torno al sexo. Permanece retirado del cine desde el estreno de Tabú (1999).
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3 comentarios:
Muy interesante, me la apunto. "El Imperio de los sentidos" sí que la he visto y es genial! Saludos!
Qué buena pinta tiene. Yo también me la apunto. Me encantan las recomendaciones que haces y la manera de exponerlas.
¡Un beso!
Pues se agradecen mucho ambos comentarios :-) Elektra, no me había fijado en que eras fan de Uwe Boll. Mi buen amigo Vicisitud y sordidez está fascinado por Uwe y le ha dedicado varias entradas en http://vicisitudysordidez.blogspot.com
He deducido que el blog de la srta. Mowgly es almendrasenelbolsillo.wordpress.com, por si a quien visite el blog le apetece leer sus historias on line.
Un besote a las dos.
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