09 febrero 2007

Tamaño natural: amor de plástico

Grandeur nature. Francia - España - Italia, 1973.

Director: Luis García Berlanga

Guionistas: Luis García Berlanga, Rafael Azcona y Jean-Claude Carrière

Intérpretes: Michel Piccoli

Temáticas de interés: fetichismo

Sinopsis:

Michel recibe contento un encargo muy especial que había pedido por correo: una muñeca hinchable de tamaño natural. Lejos de ser un juguete efímero, su nueva compañera de plástico va cogiendo cada vez más espacio en su vida, llegando a desplazar a su mujer y a toda la vida social de su dueño.

Comentario:

Como otras películas que comentamos en el blog, Tamaño natural es un producto muy hijo de su tiempo, los años 70, cuando la pornografía y los artículos eróticos empezaban a ser legales en casi todos los países de occidente y comprar un vibrador o una muñeca hinchable dejaba de ser algo clandestino. El film comienza cuando Michel, el protagonista, recibe su encargo; no sabemos lo satisfactoria o insatisfactoria que era su vida matrimonial anterior, así que el director y coguionista, Luis García Berlanga, no se posiciona respecto a si la muñeca induce un cambio de personalidad en Michel o si simplemente le sirve de vehículo para alcanzar la vida que siempre deseó.

Y es que, alienado y egoísta, Michel prefiere la total sumisión y disponibilidad que le ofrece este objeto inanimado a una relación con su esposa o con cualquier otra mujer real. Como expone muy claramente, su muñeca nunca se queja, no necesita comer y está siempre dispuesta a tener relaciones sexuales; ninguna amante humana podrá nunca superarla. Esta representación más literal imposible de la muñeca como mujer ideal por ser un objeto, nunca mejor dicho, cuya única función es servir a los deseos y caprichos del hombre, provocó duras críticas en su día por parte de colectivos feministas, sobre todo cuando más adelante Michel pega, viola y somete a su mujer de plástico a todo tipo de vejaciones. No obstante, se le podría dar fácilmente la vuelta a la tortilla y plantearse el film como una fábula feminista que denuncia la enajenación a la que conduce el egocentrismo masculino extremo al hacer al varón incapaz de mantener una relación real con otro ser humano y dejarlo en la más absoluta soledad.

No obstante, seguramente la intención del fim no es dar esa ni ninguna otra lectura moralista; el principal mérito de Tamaño natural es precisamente el de escapar a cualquier interpretación unidireccional y desconcertar profundamente al espectador, que no sabe si está viendo una comedia negra, un psicodrama, o una muy bizarra historia de amour fou. El tono de la narración logra un perfecto equilibrio al no intentar dulcificar la conducta patológica del protagonista, que se expone crudamente a lo largo de una serie de secuencias con la muñeca a cada cual más sórdida, pero al mismo tiempo identificándose con él y evitando mirarlo por encima del hombro y limitarse a su exhibicionismo sensacionalista y deshumanización, el camino más fácil que suelen tomar los directores al acercase al fetichismo (un típico ejemplo de esto último sería La pianista, el desagradable y profundamente vacío y mediocre título de Michael Haneke). Lejos de cualquier camino trillado, Berlanga huye del morbo y nos presenta una historia al mismo tiempo grotesca y desoladora.

Escenas destacadas:

  • La mujer de Michel insiste en conocer por fin a su rival, a la amante de su marido. Él accede a presentársela; para su sorpresa no es una mujer de carne y hueso sino una muñeca.
  • Más tarde la esposa intentará salvar su matrimonio haciéndose pasar por muñeca, permaneciendo rígida y pintándose como un maniquí. Aun así, Michel le recuerda con crueldad que nunca podrá ser tan perfecta como su amante de plástico.
  • Michel graba a la muñeca en video para "espiarla" mientras ésta se queda a solas con el fontanero. El hombre tiene relaciones sexuales con ella; dolido por esta infidelidad, Michel se venga pegándole y violándola.

Anécdotas:

  • Prohibida por la censura del final del franquismo, la película tardó cuatro años en estrenarse en España. En el extranjero despertó también polémica y rechazo, especialmente en los círculos feministas.
  • Según cuenta Berlanga, a la muñeca se le aumentó el busto para contentar a Playboy, que iba a coproducir la película. Más tarde la productora se retiró del proyecto, pero ya no se pudo volver al diseño original del maniquí, que acabado el rodaje se convirtió en juguete de los hijos del director, acabando por explotar cuando éstos la utilizaron como balón de fútbol.

Sobre el director:

Aunque no goce del reconocimiento internacional de Luis Buñuel, Pedro Almodóvar o Carlos Saura, Luis García Berlanga (Valencia, 1921) es uno de los grandes directores del cine español. Junto con Juan Antonio Bardem es el nombre más destacado del nuevo cine español de los años 50, que, dentro de los estrechos límites permitidos por la censura de la época, lleva a cabo una crítica reformista en Esa pareja feliz o Bienvenido mr. Marshall (ambas de 1953), que dirigen conjuntamente. Ya en solitario, empieza a especializarse en la comedia coral y anárquica que le hará famoso, con títulos como Plácido (1961) o La escopeta nacional (1978), siendo su obra maestra El verdugo (1963). Al acabar la dictadura, puede por fin introducir el erotismo en sus películas españolas; Berlanga es un gran defensor del fetichismo y uno de los poquísimos personajes públicos que ha salido del armario confesando abiertamente su devoción por lo que antes se conocía como parafilias o perversiones, en particular por el bondage y el fetichismo de los zapatos.

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7 comentarios:

Alejandro Toledo dijo...

¿Será cierto que el guión se basa en la novela "Las hortensias", del uruguayo Felisberto Hernández, publicada por Lumen años antes de que se filmara la cinta. El libro de Felisberto trata el mismo asunto de las muñecas de tamaño natural.

Dillinger is dead dijo...

Nunca lo habia oido. En principio, se trata de un guión original de Luis Berlanga y Rafael Azcona. Como digo en el comentario, en esa época las muñecas eróticas empezaban a ser algo legal y supongo que habría bastante literatura sobre el tema. Gracias por el comentario.

Anónimo dijo...

No me parece algo para que las feministas se quejen. En todo caso, sería un buen retrato del hombre machista, como dices.

Dillinger is dead dijo...

Sí, yo creo que por ahí irían más los tiros; Berlanga reconoce sentirse muy identificado con el protagonista, pero eso no quiere decir que le parezca bien lo que hace.

Anónimo dijo...

La mosca cojonera nos enseña que esto se llama agalmatofilia:
http://la-mosca-cojonera.blogspot.com/2007/06/parafilias-agalmatofiliahttpwwwbloggerc.html

Dillinger is dead dijo...

¡Cuanto se aprende! Claro que estas cosas me llevan a pensar si el trabajo de los psicólogos y la gente universitaria en general no se limita a ponerle un nombre largo y raro que suene a griego a las cosas. Claro que eso para el fetichista es un gran alivio; y es que si uno dice que le gustan las muñecas parece que es un guarro, pero si es agalmatofílico suena más respetable.

Anónimo dijo...

O a enfermedad venérea.