25 mayo 2007

Nueve semanas y media: dominación suave


Nine 1/2 weeks. USA, 1986.

Director: Adrian Lyne

Guionistas: Zalman King, Sarah Kernochan y Patricia Louisianna Knop, inspirándose en la novela de Elizabeth McNeill

Intérpretes: Kim Basinger, Mickey Rourke

Temáticas de interés: Sadomasoquismo, descubrimiento de la sexualidad

Sinopsis:

Elizabeth vive con una compañera de piso en una gran ciudad y trabaja en una galería de arte. Un día conoce a John, que empieza a flirtear con ella. La relación empieza a adquirir tintes peculiares ante la actitud de John, al mismo tiempo cariñoso y distante, que empieza a introducir a su novia en extraños y morbosos juegos.

Comentario:

Nueve semanas y media parte de un esquema manido en el género erótico: el de la pareja que va explorando variadas fantasías sexuales cada vez un poco más en el límite de lo bizarro. En este caso los elementos que propiciaron el enorme éxito de taquilla y el fenómeno sociológico en el que se convirtió este film a mediados de los 80 fueron el haber sido uno de los pocos títulos comerciales que ofreció el género durante una época en la que el cine estaba replegándose hacia el público infantil y el entretenimiento familiar y, por otra parte, el romper con los clichés victorianos o decadentistas asociados al erotismo situando la acción en un marco moderno: una gran ciudad, personajes urbanos de clase media y escenarios cotidianos tratados además con una puesta en escena un tanto sensacionalista, heredada de la publicidad y el vídeoclip, muy a la moda en la época. La película ofrecía un erotismo al gusto de la juventud de los 80, una generación que, a diferencia de la anterior, disfrutaba ya de un acceso bastante normal a la pornografía a través de los videoclubs y por lo tanto veía como algo trasnochado el softcore (cine en la barrera del porno) y la coartada intelectual o pseudointelectual del género erótico de la década anterior.

John y Elizabeth, por lo tanto, son dos personajes cotidianos de la gran ciudad: jóvenes pero ya con cierto historial sexual y sentimental a sus espaldas, aquejados de la soledad de la vida urbana y en busca de nuevas sensaciones. En realidad los juegos con los que van a experimentar son de naturaleza sadomasoquista: John siempre lleva la voz cantante en ellos y Elizabeth le obedece y se deja hacer, muchas veces atada o con los ojos vendados. Pero el director juega hábilmente con la difusa estructura narrativa de la película para enmascarar el trasfondo de la historia y ofrecer sólo el lado más estético de la sumisión: por ejemplo, vemos a John comprar y probar en el aire una fusta, pero no sabemos si llega a usarla o no.

De esta forma la película se queda en una calculada ambigüedad: él habla en una escena de que ella sea su niña, de bañarla, vestirla y alimentarla; ¿se refiere sólo a cuidarla con ternura o está proponiendo una relación fetichista de dominación en la que cada uno tiene un rol muy determinado? Que en otra ocasión John amenace con azotarla con un cinturón parece indicar que lo que él desea es un juego de infantilización o de sadomasoquismo suave en el que se alternan los mimos y los castigos, una propuesta ante la cual la postura de ella es tan ambivalente como la propia película: se muestra ofendida cuando John hace más explícito el componente de humillación pero acepta sin problemas someterse a sus fantasías durante el resto del tiempo. Esta confusión no deja de perpetuar un esquema muy sexista en el que, siempre que no se sobrepasen ciertos límites, se ve la sumisión sexual de la mujer como algo morboso y como el tipo de fantasías que es normal explorar. Lo preocupante no es que Elizabeth sea masoquista, sino que no sea consciente de que lo es y se someta a los caprichos sexuales de su pareja, no porque tenga claro que los comparta, como ocurría en Secretary, sino porque lo ve como lo normal que una mujer hace por amor, y que la película lo presente de esta manera.

Escenas destacadas:

  • En uno de sus primeros encuentros sexuales, John le venda los ojos a Elizabeth: abre la nevera y acaricia su cuerpo con distintas frutas y con un cubito de hielo.
  • Elizabeth se siente excitada mientras contempla una serie de diapositivas en el trabajo. Comienza a masturbarse mientras las imágenes se suceden.
  • La escena más celebrada de la película: Elizabeth, iluminada por unas persianas venecianas, obsequia a John con un strip-tease mientras suena de fondo You can leave your hat on de Joe Cocker.

Anécdotas:

  • Tuvo un enorme éxito de taquilla que la colocó entre las películas míticas de la década de los 80. Tal vez en parte por eso, la crítica se cebó en ella y hasta estuvo nominada en varias categorías a los premios razzie a los peores films del año, unos galardones más bien cobardes y reaccionarios que suelen cebarse con los títulos de contenido erótico.
  • Kim Basinger utilizó una doble de cuerpo para algunas de las escenas de desnudo o subidas de tono. No obstante, se convirtió en el sex-symbol por excelencia de esa época, trono que sólo Sharon Stone conseguiría arrebatarle años más tarde con Instinto básico.
  • Basinger llegó a declarar estar muy orgullosa de la película por haber contribuido a la educación sexual de muchas mujeres americanas que, según ella, habían aprendido a masturbarse viendo el film.
  • El estilo narrativo de planos muy cortos de Adrian Lyne obligó a una titánica y un tanto controvertida labor de montaje, en la que muchas escenas se cortaron, hay quien dice que por motivos de censura. El DVD incluye algunas de las escenas borradas; sería interesante saber si las secuencias suprimidas llegaban más lejos en cuanto a mostrar la naturaleza sadomasoquista de la relación que se cuenta en la película.
  • Zalman King, el productor, desarrolló, a raíz del éxito del film, toda una carrera como erotómano dirigiendo títulos como Orquídea salvaje, también con Mickey Rourke, o su secuela Piernas de terciopelo.

Sobre el director:

Nacido en Cambridgeshire, Inglaterra, en 1941, Adrian Lyne pertenece, junto con Alan Parker y los hermanos Ridley y Tony Scott, a la generación de realizadores británicos formados en el mundo de la publicidad y el videoclip que definieron estéticamente el cine de Hollywood de los años 80. Su estilo controvertido, muy atractivo para el público mayoritario pero banal y sensacionalista para algunos, pone la estética en primer plano descuidando por lo general la narración. Tras su primer gran éxito con Flashdance (1982), el sexo, y en particular el tema de la fidelidad visto desde un prisma puritano, planea sobre casi todo su cine, como demuestra Atracción fatal, su película más lograda y mejor escrita, pero también Una proposición indecente (1993), y su hasta el momento último trabajo, Infiel (2002). Su otro gran éxito en el cine erótico lo protagonizó con el título que nos ocupa, Nueve semanas y media (1986).

16 mayo 2007

Brokeback mountain: vaqueros en terreno vedado

Brokeback mountain. USA, 2005.

Director: Ang Lee

Guionistas: Larry McMurtry y Diana Ossana, basándose en el relato de Annie Prouxl

Intérpretes: Heath Ledger, Jake Gyllenhaal

Temáticas de interés: Homosexualidad masculina, adulterio, represión

Sinopsis:

Durante los años 60, Ennis y Jack son contratados para cuidar de forma permanente unos terrenos en medio de la América profunda. Ambos son vaqueros poco sociables y acostumbrados a inviernos largos y duros. Sin embargo, una noche fría en la que duermen en la misma tienda acaban congeniendo mucho más allá de lo esperado. Lo que parecía una aventura más producto de las circunstancias que otra cosa acabará siendo algo más cuando tiempo después, estando ambos casados, siguen pensando el uno en el otro y buscan la forma de volver a verse.

Comentario:

La lista de películas que abordan la homosexualidad masculina es larga, y en el blog hemos comentado ya unas cuantas, pero entre ellas suelen predominar de forma aplastante las historias contemporáneas con protagonistas muy jóvenes o las obras atrevidas, incluso estrafalarias a veces, de directores con un claro afán de provocar o de resultar chocantes al espectador. Brokeback mountain se desmarca mucho de todas estas corrientes al atreverse a abordar, con gran sutileza y sin levantar la voz en ningún sentido, el tema de los homosexuales casados.

Resulta una obviedad el decir que la homosexualidad ha sido hasta hace prácticamente nada un enorme tabú y un estigma en todas las sociedades (y lo sigue siendo en la mayoría de países del mundo y en las áreas rurales de los desarrollados), por lo que las relaciones entre personas del mismo sexo han permanecido casi siempre invisibles, no pocas de ellas camufladas detrás de matrimonios heterosexuales, como en el caso que plantea la película. En un mundo machista que asocia homosexualidad masculina con amaneramiento o con travestismo, a unos hombretones como Ennis y Jack, los vaqueros de la película, su tendencia sexual les provoca confusión: ellos no son como los afeminados que pudiera haber en su pueblo, se ven capaces de tener relaciones con mujeres y es probable que se hayan casado, no con la intención de ocultar nada, sino simplemente por una gran falta de información que les impide comprender su propia sexualidad. Sin embargo, cuando las circunstancias de la vida los juntan, ambos se dan cuenta de lo que realmente desean; las escapadas en las que se ven a espaldas de sus mujeres por una parte son frustrantes por lo breves, por otra son lo que les da fuerza para aguantar la vida fingida ante los demás, lo que hoy en día se conoce como vida "dentro del armario".

Ahí es donde surge la dicotomía tan propia a todo el cine de Ang Lee: como en El banquete de bodas, Sentido y sensibilidad o Tigre y dragón, tenemos a un protagonista que antepone sus sentimientos y su libertad a todo y que está dispuesto a romper con las convenciones sociales por amor, y a otro, tal vez más sensato o tal vez más cobarde, que prefiere mantener las apariencias y renunciar en parte a sus deseos y a una vida plena a cambio de tranquilidad y aceptación social, aún siendo consciente de que su estabilidad se basa en el engaño a los demás, que a su vez deriva de querer engañarse a sí mismo. La mujer de uno de ellos, que se ha enterado de la verdad, participa además en el embuste al ocultar lo que sabe; el film deja bien claro que el matrimonio tradicional, en muchos casos, está basado más en las apariencias que en la confianza mutua y que el ser cómplice de la infidelidad de su marido degrada también a la propia esposa, que acabará explotando algún tiempo más tarde. Pero la narración, sobria y fría, no carga las tintas y deja que sea el espectador quien juzgue a los personajes y saque sus conclusiones.

Quien espere un gran melodrama puede llevarse una decepción ante Brokeback mountain, un film tan sencillo y verosímil como la historia que cuenta; aunque tuvo un gran éxito comercial por la multitud de premios que recibió, no es una historia para todos los públicos, y no por el tema sino por la forma de plantearlo, sin subrayados ni concesiones a lo comercial.


Escenas destacadas:

  • Tras más de un año sin verse, los dos vaqueros buscan un lugar para besarse y recuperar el tiempo perdido. Con tanta pasión, no reparan en que pueden ser vistos; de hecho, la mujer de uno de ellos los observa desde la ventana.
  • SPOILER: Tras la muerte de Jack, Ennis visita a sus padres; sin insinuar nada, la madre lo acoge como a alguien de la familia y trata con cariño al que comprende que fue el gran amor de su hijo.
Anécdotas:

  • Se la puede calificar como la primera película de éxito arrollador entre todo tipo de públicos en la historia del cine gay, entendiendo por tal el que cuenta historias de amor o de sexo entre dos hombres o dos mujeres (aunque si definimos cine gay como cine llevado a cabo por homosexuales militantes esta película no lo sería, puesto que Ang Lee es heterosexual). Se proyectó además, a pesar de algún que otro rechazo discreto por parte de ciertos sectores, con absoluta normalidad en los cines.
  • Recibió un sinfín de premios en USA cuya guinda fueron los Oscars a mejor director, guión adaptado y banda sonora. No obstante, fue una pequeña decepción que Crash le arrebatara el premio a la mejor película del año, para el que era clara favorita.
  • La taquilla tampoco fue nada desfavorable para un film independiente de espectativas modestas: 83 millones de dólares de recaudación en USA y más de un millón de espectadores en Francia y en Alemania.

Sobre el director:

Ang Lee, uno de los mejores directores del cine actual, nace en Taiwan en 1954. Influido por el estilo del maestro japonés Yasuhiro Ozu y por el cine occidental, sus películas tratan siempre del conflicto entre la vida moderna y la tradición, entre el deseo de vivir libremente y la responsabilidad hacia los otros y la necesidad de guardar las apariencias. Su primer gran éxito internacional lo obtiene con El banquete de bodas (1993), una comedia sobre un homosexual que celebra un matrimonio de conveniencia para contentar a su familia. El tema de la homosexualidad lo volverá a abordar con gran éxito en la excelente Brokeback mountain (2005). Entre ambas películas, aparte de su obra maestra La tormenta de hielo, rueda Tigre y dragón (2000), un film romántico y feminista de artes marciales y sentimientos reprimidos con el que consigue el mayor éxito en taquilla nunca logrado por una película de habla no inglesa.

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