24 febrero 2007

Desayuno en Plutón: no todas las mujeres son iguales

Breakfast on Pluto. Irlanda - Reino Unido, 2005.

Director: Neil Jordan

Guionista: Neil Jordan, basándose en la novela de Pat McCabe

Intérpretes: Cillian Murphy, Eva Birthistle, Liam Neeson

Temáticas de interés: transexualidad

Sinopsis:

Pat Braden es un niño demasiado peculiar para la Irlanda de los años 60: le gusta vestirse de mujer, lo cual no es muy bien aceptado en su colegio ni en casa. El muchacho, que fue abandonado al nacer, no tardará en abandonar a su familia adoptiva y emprender un viaje a Inglaterra en busca de su madre biológica; en esta nueva vida que comienza se transformará en Kitten, una chica consciente de su peculiaridad, vulnerable y deseosa de ser aceptada, pero que no renuncia a sus sueños, su libertad ni su forma de ser.

Comentario:

Ya habíamos hablado en el blog de uno de los títulos que mejor han explicado la transexualidad con Mi querida señorita, pero Desayuno en Plutón no tiene ninguna intención didáctica ni gira exclusivamente en torno a la condición transexual del protagonista, sino que utiliza ésta para estructurar una narración sobre un personaje frágil y vulnerable que busca desesperadamente un afecto que se le ha negado desde siempre. Pat - Kitten es huérfano, o huérfana, en muchos sentidos; no ha recibido amor de su familia adoptiva y su condición de bicho raro le impide hacer amigos en el ambiente católico y represivo en el que se ha educado. Como no tiene ningún lazo que le ate a Irlanda, emprende la búsqueda de su madre biológica, el hada madrina al lado de la cual espera sentirse por fin aceptado y querido.

Naturalmente su camino no será nada fácil, pero tampoco aburrido, y a través de él el espectador verá desfilar buena parte de la historia de las islas británicas durante los años sesenta y setenta; Kitten se convertirá en protagonista involuntaria de movimientos sociales, políticos y culturales que colean alrededor de ella implicándola, a veces a su pesar. Como muchos transexuales tendrá que dedicarse a lo que se espera de él / ella: primero al mundo del espectáculo, convirtiéndose en predecesora del glam rock que arrasaría poco tiempo después, y cuando eso le falla a la prostitución; su fantasía de un mundo rosa de amor y felicidad, plasmada por las canciones pop que suenan sin parar a lo largo del film, es lo que le salva y le permite no hundirse ni amargarse por la sórdida realidad a la que parece condenada. Por último, a pesar de su absoluta indiferencia por la política, ser irlandés en la Inglaterra de los años 70 no es algo que pueda obviarse, y tanto el IRA como los grupos paramilitares y la policía británica acosarán a Kitten.

Como es habitual en los artistas de su país, Neil Jordan, el director, siente una ambivalencia hacia Irlanda y los valores familiares católicos en los que se ha educado. Tras el enfrentamiento con la realidad que supone encontrar a su madre biológica, Kitten se muestra mucho más inteligente y madura de lo que sus ensoñaciones podrían hacer creer; la vuelta a su país y la revelación de la identidad de su padre le permitirán sentirse por fin conforme con su entorno y con su cuerpo, gracias también a las buenas amistades que ha encontrado en su periplo. Desayuno en Plutón consigue combinar lo esperpéntico con lo conmovedor y ser tan divertida como tierna. Su tratamiento de la transexualidad rompe además con tópicos y tabúes, ya no es algo que haga falta explicar ni reivindicar, sino una característica importante pero que no anula a otras del personaje. Es probable que sea la primera película que no habla de un transexual, sino de una persona que, entre otras cosas, es transexual.

Escenas destacadas:

  • Kitten es detenida, sospechosa de tener algo que ver con una bomba que el IRA ha puesto en una discoteca de Londres. Nuestra amiga se evade de la realidad mediante una delirante declaración en la que se define como una sensual espía vestida de cuero; la puesta en imágenes de su fantasía es la escena más divertida del film.

Anécdotas:

  • El extraño título Desayuno en Plutón viene de la canción del mismo título (Breakfast on Pluto) de Don Partridge.
  • Cillian Murphy recibió muy buenas críticas por su interpretación, que le valió además una nominación a los Globos de Oro y otra a los premios del cine europeo como mejor actor. En estos últimos galardones, la película también fue finalista en la categoría de mejor film del año.
  • Este éxito de crítica y premios no se vio reflejado en la taquilla; debido a la pobre acogida entre el público, Desayuno en Plutón tuvo una mala distribución internacional: no llegó a España hasta un año después de su estreno, que coincidió precisamente con la controversia entre la comunidad científica acerca de si Plutón es un planeta o sólo un asteroide.

Sobre el director:

Neil Jordan (Sligo, Irlanda, 1950 - ) comienza en 1982 con Danny boy una personal carrera como director y guionista. Sus películas, casi siempre ambientadas en Irlanda y empapadas de la idiosincrasia del país, otorgan un gran protagonismo a la infancia, las relaciones familiares, los sueños y fantasías y su contraste con la realidad y las imposiciones sociales, y la sexualidad. En este último punto, su cine incide varias veces en personajes marginados, más que marginales, que buscan el respeto y el reconocimiento por parte de otros, como la prostituta de Mona Lisa (1986) y los transexuales de Juego de lágrimas (1992) y la presente Desayuno en Plutón. La sexualidad aparece también retratada desde un punto de vista más psicológico y onírico en su obra maestra En compañía de lobos (1983).

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09 febrero 2007

Tamaño natural: amor de plástico

Grandeur nature. Francia - España - Italia, 1973.

Director: Luis García Berlanga

Guionistas: Luis García Berlanga, Rafael Azcona y Jean-Claude Carrière

Intérpretes: Michel Piccoli

Temáticas de interés: fetichismo

Sinopsis:

Michel recibe contento un encargo muy especial que había pedido por correo: una muñeca hinchable de tamaño natural. Lejos de ser un juguete efímero, su nueva compañera de plástico va cogiendo cada vez más espacio en su vida, llegando a desplazar a su mujer y a toda la vida social de su dueño.

Comentario:

Como otras películas que comentamos en el blog, Tamaño natural es un producto muy hijo de su tiempo, los años 70, cuando la pornografía y los artículos eróticos empezaban a ser legales en casi todos los países de occidente y comprar un vibrador o una muñeca hinchable dejaba de ser algo clandestino. El film comienza cuando Michel, el protagonista, recibe su encargo; no sabemos lo satisfactoria o insatisfactoria que era su vida matrimonial anterior, así que el director y coguionista, Luis García Berlanga, no se posiciona respecto a si la muñeca induce un cambio de personalidad en Michel o si simplemente le sirve de vehículo para alcanzar la vida que siempre deseó.

Y es que, alienado y egoísta, Michel prefiere la total sumisión y disponibilidad que le ofrece este objeto inanimado a una relación con su esposa o con cualquier otra mujer real. Como expone muy claramente, su muñeca nunca se queja, no necesita comer y está siempre dispuesta a tener relaciones sexuales; ninguna amante humana podrá nunca superarla. Esta representación más literal imposible de la muñeca como mujer ideal por ser un objeto, nunca mejor dicho, cuya única función es servir a los deseos y caprichos del hombre, provocó duras críticas en su día por parte de colectivos feministas, sobre todo cuando más adelante Michel pega, viola y somete a su mujer de plástico a todo tipo de vejaciones. No obstante, se le podría dar fácilmente la vuelta a la tortilla y plantearse el film como una fábula feminista que denuncia la enajenación a la que conduce el egocentrismo masculino extremo al hacer al varón incapaz de mantener una relación real con otro ser humano y dejarlo en la más absoluta soledad.

No obstante, seguramente la intención del fim no es dar esa ni ninguna otra lectura moralista; el principal mérito de Tamaño natural es precisamente el de escapar a cualquier interpretación unidireccional y desconcertar profundamente al espectador, que no sabe si está viendo una comedia negra, un psicodrama, o una muy bizarra historia de amour fou. El tono de la narración logra un perfecto equilibrio al no intentar dulcificar la conducta patológica del protagonista, que se expone crudamente a lo largo de una serie de secuencias con la muñeca a cada cual más sórdida, pero al mismo tiempo identificándose con él y evitando mirarlo por encima del hombro y limitarse a su exhibicionismo sensacionalista y deshumanización, el camino más fácil que suelen tomar los directores al acercase al fetichismo (un típico ejemplo de esto último sería La pianista, el desagradable y profundamente vacío y mediocre título de Michael Haneke). Lejos de cualquier camino trillado, Berlanga huye del morbo y nos presenta una historia al mismo tiempo grotesca y desoladora.

Escenas destacadas:

  • La mujer de Michel insiste en conocer por fin a su rival, a la amante de su marido. Él accede a presentársela; para su sorpresa no es una mujer de carne y hueso sino una muñeca.
  • Más tarde la esposa intentará salvar su matrimonio haciéndose pasar por muñeca, permaneciendo rígida y pintándose como un maniquí. Aun así, Michel le recuerda con crueldad que nunca podrá ser tan perfecta como su amante de plástico.
  • Michel graba a la muñeca en video para "espiarla" mientras ésta se queda a solas con el fontanero. El hombre tiene relaciones sexuales con ella; dolido por esta infidelidad, Michel se venga pegándole y violándola.

Anécdotas:

  • Prohibida por la censura del final del franquismo, la película tardó cuatro años en estrenarse en España. En el extranjero despertó también polémica y rechazo, especialmente en los círculos feministas.
  • Según cuenta Berlanga, a la muñeca se le aumentó el busto para contentar a Playboy, que iba a coproducir la película. Más tarde la productora se retiró del proyecto, pero ya no se pudo volver al diseño original del maniquí, que acabado el rodaje se convirtió en juguete de los hijos del director, acabando por explotar cuando éstos la utilizaron como balón de fútbol.

Sobre el director:

Aunque no goce del reconocimiento internacional de Luis Buñuel, Pedro Almodóvar o Carlos Saura, Luis García Berlanga (Valencia, 1921) es uno de los grandes directores del cine español. Junto con Juan Antonio Bardem es el nombre más destacado del nuevo cine español de los años 50, que, dentro de los estrechos límites permitidos por la censura de la época, lleva a cabo una crítica reformista en Esa pareja feliz o Bienvenido mr. Marshall (ambas de 1953), que dirigen conjuntamente. Ya en solitario, empieza a especializarse en la comedia coral y anárquica que le hará famoso, con títulos como Plácido (1961) o La escopeta nacional (1978), siendo su obra maestra El verdugo (1963). Al acabar la dictadura, puede por fin introducir el erotismo en sus películas españolas; Berlanga es un gran defensor del fetichismo y uno de los poquísimos personajes públicos que ha salido del armario confesando abiertamente su devoción por lo que antes se conocía como parafilias o perversiones, en particular por el bondage y el fetichismo de los zapatos.

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